Los hijos de Satán

Publicado el 13 septiembre 2021 por Snow30759

 Hay tantas creencias y religiones como pueblos en la Tierra, algunas alaban a un único Dios como creador y salvador, otras poseen todo un panteón de deidades que cuidan y castigan a la humanidad por sus acciones y aunque hiera algunas sensibilidades y espante a unas cuantas almas impresionables también forma parte de esta amalgama de creencias religiosas el culto y devoción a Satán.


 Reconocida legalmente en Estados Unidos y fundada el 30 de abril de 1966 por Antón Szandor LaVey, la Iglesia de Satán es una organización religiosa que difiere enormemente de la creencia generalizada sobre el satanismo y aunque su nombre invoque a la mente sombras y brujas que se bañan en sangre de niños, la iglesia satánica posee un carácter fundamentalmente ateísta y simbólico.

 Sus preceptos rechazan la ejecución de sacrificios humanos o de animales, las profanaciones que algunos enajenados cometen escudándose tras el calificativo de "satánicos" y repudian abiertamente a la religión cristiana pues de acuerdo a su fundador dicha religión actúa como una plaga cuyo objetivo es atemorizar, reprimir y limitar la capacidad de pensamiento.

El mismo LaVey en su libro "La biblia Satánica" recuerda las enseñanzas de Nietzsche y niega la existencia del diablo como una entidad real y descriptible a la par que acusa al cristianismo de haber empleado la figura del demonio para atemorizar a millones de personas convirtiéndolo en una de sus mejores herramientas para controlar a sus devotos. 

Para la Iglesia Satánica, el diablo es considerado la representación de la inteligencia y la humanidad, por lo tanto los satanistas laveyanos no son adoradores del demonio pues sus preceptos rechazan la dualidad entre el bien y el mal, viendo al mundo desde un prisma, a través del cual nada puede ser prohibido, pues es "humano" y todo está en la "inteligencia" de la Tierra.

 Son comunes las malas interpretaciones populares respecto al movimiento y la Iglesia de Satán debido

a los tonos sombríos que la igualan al satanismo malévolo y aberrante en lo que respecta al uso de vestimentas rituales y el empleo del Sello de Baphomet como su insignia principal, cuestiones que responden a un objetivo mayormente comercial.

 A pesar de que el número de adeptos nunca ha sido abiertamente revelado, se conoce que poseen seguidores en disímiles naciones pero dista mucho de ser un movimiento de masas y no es el nido de horrores sangrientos que saltan a la mente con la mención de su nombre. Es un sistema que sintetiza la comprensión de la naturaleza humana, mezclándola con las ideas de filósofos que abogan por el materialismo y el individualismo sin revindicar una inspiración sobrenatural y mucho menos regocijarse en las entrañas de una oscura deidad ancestral. 


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