Cristina Villanueva y Noelia Jiménez
Un chute de energía. Es lo que ha supuesto para mí la presentación de Los hombres de mi almohada en Barcelona.
Primero, porque tener de nuevo como madrina a Cristina Villanueva es un lujo del que no todo el mundo puede presumir. Como dije ayer, admiro a Cristina porque cada fin de semana aprendo algo de ella. Una palabra que está mejor en otro lugar de la frase. Una pregunta que no me he hecho. Un dato que faltaba. Y profesionales de los que aprender escasean en las redacciones.
Y si además de Cristina (y familia) resulta que te acompañan amigos como Paco March, Aitana y Mª Carmen, o Francesco Spinoglio y María, María Franco o, por supuesto, mi "madre" catalana, Eloísa, y mis "hermanos" barceloneses, Elo y Carlos (con mi "cuñada" Lara), la cita en cuestión se convierte en un verdadero motivo para hacerle un corte de mangas a la distimia y zurrarse una sobredosis de cariño.
Por cierto, ayer en la presentación había un montón de caras desconocidas. Y no se marcharon al final del acto. Y algunos hasta compraron el libro. Empiezo a pensar que quizá lo que escribo interesa a más gente de la que imaginaba.
P.D.: Si vivís en Barcelona o vais de visita, no dejéis de pasaros por Casa del Libro de Rambla Catalunya 37. Es una de las librerías más amplias y cómodas que he conocido últimamente. Y el espacio para presentaciones resulta una auténtica delicia. Y Áurea, la responsable de comunicación, una de esas mujeres encantadoras, sonrisa en ristre y eficiencia impecable, que te hacen la vida más fácil. Aunque solo sea un ratito.
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