Los hombres que sabían llevar traje

Publicado el 03 enero 2017 por Molinos @molinos1282

Hay dos tipos de hombres, los que saben llevar traje y los que simplemente se meten dentro.
Los hombres que saben llevar traje se han convertido en especímenes raros, tan difíciles de ver en libertad, en un hábitat cotidiano, que cuando cazo alguno me quedo maravillada, disfrutando de la vista. 
Hubo un tiempo, cada vez más lejano, en el que todos los hombres sabían llevar traje y todas las mujeres falda de vuelo y tacones. Aquella sabiduría popular se perdió, igual que pasó con nuestra capacidad para hacer fuego frotando dos palito. Nosotras ya no sabemos llevar faldas de vuelo sin soltar risitas tontas y el grupo de hombres que sabe llevar un traje está prácticamente en extinción. Quedan unos cuantos ejemplares, unos cuantos elegantes irreductibles que resisten como pueden las fuerzas bárbaras y la ola de infantilismo reduccionista que ha sacudido a la mayoría de los hombres. Esta ola ha convertido a todos los hombres en seres que no saben vestirse de acuerdo con las circunstancias y que si los sacas de su atuendo "tipo" sufren convulsiones, tics nerviosos y mascullan  excusas de tanta enjundia como: es incómodo, me pica, me aprieta. "Nene, no guta". 
Un hombre que sabe llevar un traje lo lleva. Él es el que tiene el poder, el control y el mando sobre la prenda. Se detecta rápidamente porque lo primero que piensas es "qué elegante" y no "¿por qué lleva un traje que le queda pequeño? o “¿nadie le ha dicho que esas mangas son demasiado cortas/largas?” En un hombre que sabe llevar traje lo primero que ves es a él, en el resto de los hombres ves el traje colgado de sus hombros y rellenado con sus piernas. Muy desagradable.  
A estos, cada vez más, raros especímenes el traje les sienta como tiene que sentarles. La cintura en su sitio, el largo de la pernera ajustado al zapato sin arrastrar y sin dejar los tobillos al aire. Se abrochan los botones de la chaqueta mientras continúan respirando y las hombreras les quedan en su sitio, los hombros, sin parecer que llevan protecciones de fútbol americano. 
Los hombres que saben llevar traje llevan, increíblemente, un traje de su talla.  Esto parece una obviedad pero la mayoría de los tíos en edad adulta debido a su "pues a mí el traje no me gusta" o "pues yo paso", se compraron un traje hace 15 años y es el que usan cuando se ven obligados. Obviamente ya no es de su talla, o les aprieta la cintura con una presión incompatible con tener riego en las piernas o, si son de los que se han vuelto adictos al deporte o han dejado los carbohidratos, les hacen unas bolsas en el culo en las que podría vivir una familia entera de minions. 
Los hombres que saben llevar traje eligen la camisa para ponerse con ese traje. Sienten en la piel la camisa que deben llevar y la que ni de coña. La tropa que simplemente se embute en un traje cree que la camisa "da igual", "vale cualquiera, ¿no?" "Si casi no se ve". La mayor parte de esta tropa, por no decir toda ella sin embargo, ha desarrollado un exacerbado sentido de la idoneidad en cosas tan interesantes como las zapatillas de deporte y tiene 25 pares dependiendo de si son para correr mucho, poco o regular, para correr en seco, en charco o en cinta, para jugar al paddle, al tenis, al balonvolea o al fútbol. Aquellos que no practican deporte y que creen que no les meto en este saco probablemente tienen una clasificación estricta sobre qué camisetas son para salir, cuales para trabajar, cuales "elegantes" (sí, hay hombres que creen que tienen camisetas elegantes) y cuales son tan especiales que no se pueden poner nunca. Pero la camisa del traje da igual. 
Los hombres que saben llevar traje tienen gemelos. Y saben ponérselos solos y ajustar exactamente el largo del puño para que asome correctamente por la chaqueta. Este es un talento que está a punto de perderse.  
Los hombres que saben llevar traje saben interactuar con él. Caminan, se sientan, conducen, corren, comen hablan o asisten a una reunión como si lo que llevaran puesto no importara, como si no fueran conscientes de ello. 
Los hombres que saben llevar traje parecen estar siempre tan cómodos que, a veces, cuando los observo, me encuentro imaginando qué habrá debajo del traje. A veces, incluso, elucubro con el proceso de quitárselo. 
Con los que simplemente llenan el traje, la mayoría de las veces pienso "seguro que llevan calcetines Artengo".