Podríamos decir que cada serie tiene ‘su aquel’, eso que nos hace engancharnos, recomendar, no parar y sufrir hasta que llegue un nuevo episodio o, peor aún, una nueva temporada.
Las series ‘de miedo’ son las que más se lo tienen que currar para llegar a más público del habitual, porque sí, tienen su público fiel. Así que… ¿por qué no venderse con un título de terror, pero ser una grandísima serie que sólo da un sustito de vez en cuando?
American Horror Story optó por esta arriesgada jugada, allá por el 2011, lanzando su primera temporada. No sólo captó seguidores enseguida, sino que para crear más polémica se anunció que cada una de las temporadas serían independientes. Una miniserie en cada temporada, con algunos miembros del reparto continuados, aunque a través de las tres temporadas emitidas, pocos siguen aún.
Después de tres temporadas, la gente ya se tira de los pelos por poder ver la cuarta temporada, cuyos continuos teasers no han parado, sino incrementado la ansiedad del público. Hasta finales del mes de septiembre se contabilizaban, nada más y nada menos que, 18 teasers de American Horror Story: Freakshow.
Casas con vida propia, historia del siglo XX y enfermos mentales, brujas…y payasos. Una vasta síntesis de lo que se puede encontrar un futuro aficionado de esta serie.
Eso sí, la serie en general puede que no dé miedo, pero ojito con los créditos iniciales, sobre todo si se es de ese tipo de gente que le gusta ver las series antes de ir a dormir, a oscuras y a solas, como yo.