¿Alguna vez pensaste en lo lejos que nos hemos desviado del camino de nuestros antepasados prehistóricos y sus patrones de alimentación? Considere cómo evolucionaron los primeros humanos y qué comieron. Eran cazadores-recolectores y no evolucionaron con las características de los carnívoros. Los humanos no están hechos para destrozar animales y comer su carne. Cuando miras a los animales carnívoros, como los gatos salvajes, puedes ver que sus dientes están diseñados para rasgar y rasgar, no para masticar.
Los humanos evolucionaron a partir de criaturas vegetarianas. Incluso nuestros sistemas digestivos no son especialmente adecuados para comer carne. Comer carne es un desarrollo relativamente reciente en la historia de la humanidad, probablemente nacido de la oportunidad y la necesidad. Quizás el hombre más antiguo observó a los carnívoros comer carne, y si no podían encontrar ninguno de los alimentos naturales que estaban acostumbrados a comer, como verduras, bayas, nueces y cereales, entonces podrían haber asumido que comer carne al menos les mantendría la vida.
Pero inicialmente emulamos a las criaturas de las que evolucionamos, herbívoros como los simios. Incluso para una mente prehistórica, los simios se habrían parecido al hombre, caminando principalmente erguidos, con brazos y manos. Naturalmente, habríamos buscado nuestra comida, comiendo raíces y bayas, frutas y nueces. Habríamos visto a los simios pelar plátanos o aplastar nueces contra piedras para llegar a la carne de la nuez.
Habríamos estado viviendo más momento a momento, buscando comida constantemente. La caza, después de todo, requiere pensamiento y planificación. Comer carne requiere preparación y, lo más importante, fuego. Hasta que el hombre descubrió el fuego, era principalmente vegetariano y vivía en lo que era el orden natural de las cosas. La alimentación vegetariana es una forma más natural de comer, además de ser más saludable. Es una forma que está en equilibrio con el planeta y no busca dominarlo y conquistarlo. Sigue