Hay quienes caminan sin mirar quién camina detrás, si parecen misteriosos al hablar por teléfono es para mortificar un poco a los duendes de la escucha, dan por sentado que algún (os) vecino(s) toma(n) nota de sus movimientos y visitas, pero no les interesa. Viven con la decisión de comportarse como seres libres sin que las barreras del gobierno, donde todo lo que no está expresamente autorizado, está prohibido, los coarten mínimamente.
Otros, prefieren una actitud sigilosa, se comunican por señas, han diseñado un vocabulario alternativo y viven la teoría de la conspiración en la categoría de actores principales. Duermen con un ojo abierto, en todo ven segundas intenciones.
NI muchos del primer grupo son libres, ni muchos de los ganados por la paranoia son vigilados.