Sin embargo, junto con Escandinavia, los países de Europa del este están entre los que mayores impuestos tienen de toda Europa. Y, sin embargo, paradójicamente, sus servicios públicos están a años luz de los de los vecinos nórdicos.
Hoy hablaré de los impuestos en Hungría. Abróchense los cinturones.
Recientemente se publicó un artículo en un portal web húngaro, que describe perfectamente cómo los impuestos en Hungría hacen casi evaporarse por arte de magia el sueldo medio del país: 150.000 forintos, aproximadamente unos 480 €.
Pongamos el caso pues, del trabajador medio húngaro que recibe dicho salario (que muchos ya quisieran, como hemos dicho es la media, hay mucha gente que gana aún menos que eso). En su nómina verá como las cotizaciones ya le dan un bocado considerable, a razón de:
Dinero destinado a pensiones: 10% ---> 15.000 ft
IRPF: 16% para todas las cantidades ---> 24.000 ft
Sanidad, paro y demás: 8,5% ---> 12.750 ft
Tras este 34,5 % de cotizaciones, al trabajador le quedan netos 98.250 (unos 320 €), es decir, que 51.750 forint han volado.
Sin embargo, esto no es toda la historia. En realidad, el empresario no ha pagado 150.000 forintos, sino mucho más. A estos 150.000 se le añaden otros impuestos:
Contribución social: 27% ---> 40.500 ft
Gastos de formación: 1,5 % ---> 2.250 ft
Haciendo cuentas. Para que el asalariado reciba los mencionados 98.250 forintos, el empresario ha tenido que pagar de su bolsillo 192.750. O lo que es lo mismo: los impuestos que el gobierno húngaro cobra por tener un trabajo remunerado son prácticamente del 100%.
Hasta aquí, la parte de los impuestos directos. Ahora hablemos de los indirectos. Hungría tiene el IVA (ÁFA en húngaro o VAT en inglés) más alto de la UE. Hasta hace poco, compartía con Suecia y Dinamarca el liderato con el 25%, pero recientemente esta cifra se subió al 27% para marcharse en solitario en la clasificación.
Este mapa ilustra muy bien lo que dije al principio de la entrada. Los IVA más altos de la UE están en Escandinavia y en los países del este: Hungría 27%, Croacia 25%, Rumanía 24%, Polonia 23%, Eslovenia 23%. Y, sin embargo, sus servicios sociales son mucho más deficientes que los escandinavos.
El IVA de Hungría en los alimentos está entre los mayores de Europa. Salvo unos pocos alimentos básicos que tienen el 18%, el resto son el 27%.
La subida de los impuestos en los alimentos, se ha traducido en una de la mayores subidas en los precios de los mismos de toda Europa (no solo la UE):
Así pues si quitamos más o menos un 25 % de los impuestos indirectos, al trabajador le quedan unos 75.000 forint (230 €) limpios, que no se lleva el Estado. Si tiene coche, añadir los impuestos especiales de la gasolina, de circulación etcétera, que son parecidos a los de España.
Resumiendo, ¿os acordais de los 192.750 forint que el patrón había pagado inicialmente? Pues unos 75.000 consiguen llegar al mercado directamente, mientras que los otros casi 120.000 van al Estado.
El gobierno también ha aprobado una serie de impuestos especiales para la banca, argumentando que fue la principal causantes de la crisis actual. Y razón no le falta, y desde luego, a priori, la medida parece razonable. Sin embargo, los bancos comenzaron a cobrar comisiones prácticamente por todo (esto sí que se les permitió), y hace poco se tuvo que aprobar por ley que los ciudadanos húngaros con cuentas corrientes pudieses sacar dos veces al mes dinero del cajero sin pagar comisión. Se pagan comisiones por todo, por retirar efectivo, por domiciliar recibos, por hacer transferencias, por pagar con tarjeta... Como consecuencia, pocos húngaros tienen cuentas bancarias (casi ningún jubilado las tiene), y el dinero en efectivo (y en negro) reina en todo el país. ¿Realmente fue beneficiosa esta medida? ¿No perdieron, en este tira y afloja entre banco y gobierno, los ciudadanos como siempre?
Hace ya algo más de dos años se aprobó un impuesto especial para las bebidas con alto contenido en azúcar y los snacks envasados con altos niveles de sal. El objetivo era luchar contra la gran obesidad que afecta al país, lo cual es algo sin duda positivo. Sin embargo optaron por la vía fácil. No hicieron ningún programa masivo de concienciación alimentaria ni nada por el estilo. De hecho en las facultades de las ciencias de la salud, en estudios como medicina o enfermería, ni siquiera hay una asignatura de nutrición.
No hace mucho se aprobó un impuesto especial que grava los SMS y las llamadas telefónicas con 1 forint por cada minuto y mensaje. También se aplicaron impuestos especiales en las conexiones a Internet y banda ancha.
El año pasado se inauguró el nuevo sistema de peajes por euroviñeta para vehículos de más de 3.500 kg. de carga máxima que circulen por las carreteras húngaras (incluyendo carreteras convencionales, no solo autopistas), que deben registrarse y pagar entre 15 y 45 céntimos de euro por kilómetro de autopista y entre 6 y 25 por carretera convencional (de 42 a 130 forint), dependiendo de la categoría del vehículo. Esto ha encarecido en gran medida el transporte, lo que se ha trasladado en un alza de precios como madera, materiales de construcción o alimentos (algunos como el grano no pagan, pero sí la carne o el agua embotellada). Este sistema de euroviñeta está implementado en gran parte de Europa central, y grava los vehículos teniendo en cuenta la contaminación que producen.
Los turismos (<3500 kg) pagan mediante el sistema de viñeta tradicional, que obliga a comprar al menos una semana de uso de autopistas (aunque se quiera utilizar solo un día, por ejemplo), y ronda los 10 €. Al menos los turismos no deben pagar si circulan por la deficiente red de carreteras de doble sentido. La red de autopistas de Hungría, aunque es pública, es de peaje.
El paro ronda el 10%, aunque hay grandes diferencias: del casi inexistente desempleo de Budapest al más de 20% de paro en el noreste del país, antiguas zonas industriales de la época soviética que no han conseguido reconvertirse (zonas de Miskolc, Nógrad o Nyíregyháza). Y si el paro no es más alto, no es porque haya empleo para todos, sino porque gran parte de la fuerza de trabajo emigra a otros países.
Al menos hay un dato positivo en todo esto: el déficit público de Hungría no supera el 3 % y la deuda pública se ha conseguido controlar (aunque ronda el 80 % del PIB), aunque varía mucho ya que gran parte de ella es en divisa extranjera, y el forint oscila enormemente.
Sin embargo, los servicios sociales no mejoran y tampoco lo hace el bolsillo del húngaro medio. Los elevados impuestos han provocado que los sueldos en Hungría casi no crezcan, o lo hagan lentamente, durante los últimos años, ya que hacerlo significaría tener que pagar más, sin que ello repercutiera en gran medida al bolsillo del trabajador. De la misma forma, el consumo no levanta cabeza, ya que los nuevos impuestos han encarecido aún más todos los productos, especialmente la alimentación, el único sector no evitable por los consumidores.