Con un presupuesto de 200 millones de dólares, Brad Bird y su equipo nos regalan una segunda parte que no solo mantiene el altísimo nivel de calidad de la primera sino que en algunas escenas lo supera. Desde el punto de vista técnico, la cinta es de una perfección detallista: los gestos de los personajes, las texturas, los colores, las escenas de acción, el grafismo… El espectador puede mirar cualquier punto de la pantalla y siempre encontrará un cuidadoso diseño de todos los elementos que entran en el plano. Así trabaja Pixar: con ese impecable “acabado” que, como en las casas, es lo que da prestigio. La música retro de Michael Giacchino, con aires del cine de espías de la década de 1960, pone la guinda al conjunto.
En esta ocasión los creadores han querido dar un peso especial al personaje de la madre, Elastigirl, acorde con el justo reconocimiento de la relevancia de la mujer en la sociedad y de su capacidad para el multitasking. Y aunque en la trama se han incluido las lógicas actualizaciones a los tiempos tecnológicos que corren, los valores familiares se mantienen: Helen (o sea, Elastigirl), se las tiene que apañar tanto para vencer a los villanos… como para encontrar los zapatos de su hija adolescente. De modo que además de unos Superhéroes lo que tenemos sobre todo es una Superfamilia. No se la pierdan.