Los individuos como canal de viralización informativo

Por David Ormeño @Arcanus_tco

Estos días se filtró un vídeo, creado por el equipo de innovación de Google para uso interno, en el que se planteaban algunos fundamentos de tinte teórico sobre la necesaria participación de Google a la hora de solucionar los problemas del mundo.

En el vídeo, que comparto bajo estas palabras, partían de los principios del lamarckismo y se hacían eco de otras grandes teorías de la época para llegar a la conclusión de que:

  • La información que generamos tiene tanto valor para la sociedad que hasta cierto punto tenemos que asumir que no nos pertenece.
  • Dicha información (y de ahí viene el título de esta pieza) se ha vuelto el modo en el que la sociedad evoluciona, al igual que las especies guardan en sus genes la información necesaria para evolucionar.
  • A sabiendas de lo anterior, el individuo pasa de ser el pilar básico del negocio de la compañía a un efecto secundario del mismo. Un mero canal de "producción informativa" que, conforme las herramientas digitales evolucionen, pasará a un segundo o tercer plano, dejando que sean estos algoritmos los que de forma autónoma tomen sus propias decisiones a la hora de mejorar el mundo.

Google alertó a la fuente (TheVerge) de que aunque en efecto el vídeo era suyo, se trataba de un contenido destinado a crear concienciación y debate dentro de la organización, y TheVerge respondió, bajo mi humilde opinión de forma magistral, demostrando cómo algunos de los principios postulados en el vídeo empiezan a verse en las últimas patentes registradas por la compañía (EN).

Estaba viendo el vídeo y no podía dejar de pensar cómo, dejando de lado ese tinte de distopía que a la mayoría nos resultará hasta ofensivo, hay que reconocer que cuanto menos las tesis presentadas son curiosas.

Para empezar, está más que demostrado que el ser humano lleva milenios en una fase de neotenia evolutiva. Hemos por tanto trasladado el papel genético, mucho más lento a nivel evolutivo, por el cultural, que como se puede ver produce cambios radicales en apenas unos años.

Un cambio a mejor (nos ha permitido evolucionar como especie en apenas 10.000 años lo que ninguna otra especie que conozcamos ha conseguido jamás), siempre y cuando seamos conscientes de que se trata de una vía evolutiva con muchísimo más riesgo. Una guerra, un cambio de mentalidad, o una catástrofe medioambiental, puede hacernos retroceder siglos, como nos ocurrió por ejemplo en la edad media con la quema de libros y nos podría ocurrir el día de mañana si, por lo que fuera, Internet sufre un colapso.

Bajo este prisma, no parece descabellado dar una entidad propia a la Información en mayúsculas. Todo ese "genoma cultural" que el individuo genera en cada acción, que por separado tiene un valor relativo, pero que a nivel global se vuelve profundamente crítico para comprender la sociedad de nuestros días.

Donde creo que el vídeo yerra, y entiendo que lo haga habida cuenta del interés partidario que cabría esperar que tuviese, es en identificar a la organización como garante de ese rastro genético, obviando que en todo caso, y si nos ponemos tiquismiquis, dicha información es un bien de la sociedad, no de una organización.

Que precisamente si aplicamos al dedillo los principios marcados en la pieza de Nick Foster, Google sería otra herramienta más al servicio de los datos, y que en todo caso, debería estar supeditada por completo al escrutinio del colectivo.

Lo que supone aceptar que los algoritmos no son propiedad suya, sino de la sociedad (o de esa genética cultura, si me apuras), que deberían poder ser auditados por terceros, aceptando modificaciones y tejiendo lo máximo posible un ecosistema en el que ellos no fueran los únicos con posibilidades reales de competir.

Pero claro, esto entra en conflicto con los intereses de una compañía con ánimo de lucro. Así que bien por Google por presentar la propuesta, pero mal por olvidarse de la parte que menos les interesaba.