La realidad es que a día de hoy podemos encontrar insectos distribuidos por prácticamente todo el planeta, con lo cual se incrementa la probabilidad de interacción con nuestra especie y que en ciertas ocasiones puedan surgir “chispas” entre estos animales y nosotros. Debemos cambiar el pensamiento que en ocasiones mostramos de que los insectos quieren por defecto mordernos, picarnos o dañarnos, ya que entre más de un millón de especies diferentes que ha descrito el ser humano dentro de la clase Insecta, (probablemente todavía no se conoce más que una cuarta parte de todas las especies de insectos existentes), son una minoría las que pueden provocarnos algún daño. Determinadas especies de moscas, pulgas, mosquitos, chiches, etc. pueden actuar a modo de vectores, (agentes generalmente orgánicos que transmiten diferentes enfermedades de un organismo a otro), por ello la mejor solución para evitar el miedo hacia ellos pasa fundamentalmente por aumentar el conocimiento que tenemos sobre estos animales. También existen especies de insectos, que ante determinadas condiciones pueden convertirse en plagas para los cultivos humanos pero únicamente un 3% de ellas pueden llegar a comportarse como tal, encontrando un 35% como enemigas naturales de plagas y un 62% que llevan a cabo otras funciones imprescindibles en la naturaleza como la polinización. Así que quizás muchos de nosotros debamos replantearnos el modo en el que vemos a estos pequeños seres vivos.
En ocasiones el simple hecho de que presenten movimientos rápidos, muchas patitas o estructuras que nos recuerdan a un objeto punzante, puede darnos pie a pensar que son herramientas usadas para atacarnos pero nada más lejos de la realidad. Muchas de esas estructuras no son más que adaptaciones para el apareamiento, la puesta u otros cometidos inofensivos para nuestra especie. Por ejemplo, si observamos un “Dermáptero” (tijereta), e imaginamos sus cercos posteriores con aspecto incisivo podríamos pensar que van a ser utilizados para atacarnos. Sin embargo dichos cercos son usados durante la cópula para agarrar a la hembra, “en el caso de los machos su aspecto es mucho más curvado”, al mismo tiempo que también les sirven como ayuda para recoger y desplegar las alas, e incluso intentar aparentar mediante su levantamiento a modo de escorpión, que son sistemas de defensa para ahuyentar posibles depredadores. Otro ejemplo similar de confusión humana podemos encontrarlo en los maravillosos “Tipúlidos” que observáis en las fotografías. Este animal no sólo no os va a picar, (la mayoría de los adultos directamente son incapaces de alimentarse), sino que además, pueden ser muy beneficiosos para el hombre.
“Tipúlido en Granada”. Fuente: autor
“Tipúlido en la costa”. Fuente: autor
Al verlos con ese aspecto y patas tan largas, muchos de vosotros pensaréis que son mosquitos gigantes, (verdaderos vampiros voladores), pero nada más lejos de la realidad, ya que algunos “Tipúlidos” que sí pueden alimentarse como adultos son grandes polinizadores y además, diferentes especies de los mismos se alimentan de las larvas de mosquito haciéndole un favor al ser humano.Entonces, ¿son los insectos nuestros aliados? En realidad… no es que podamos decir que son nuestros aliados o enemigos, pues estos términos son sólo utilizables para la especie humana. Pero sí es cierto que si colocáramos en una balanza sus aportes positivos y negativos al ser humano, ganarían con creces los positivos. Veamos algunos de ellos: Grandes polinizadores.El tamaño, la enorme movilidad al ser muchos de ellos voladores y su gran número son sólo algunas de las características que hacen de la entomogamia (polinización llevada a cabo por insectos), uno de los mejores y más comunes sistemas de polinización. La producción de más del 80% de las especies cultivadas en Europa depende, en mayor o menor medida, de animales polinizadores, principalmente insectos y, dentro de estos, de las abejas (silvestres y domésticas). Pero a pesar de ser los insectos más importantes por su labor como polinizadores, no solo debemos destacar a las abejas sino en general los himenópteros (abejas, abejorros, hormigas y avispas entre otros), de los cuales podemos encontrar más de 9.500 especies, dípteros (moscas) con más de 7.000 especies, lepidópteros (mariposas y polillas) unas 4.000 especies y coleópteros (escarabajos) con más de 10.000 especies, “todos los datos relativos al número de especies son referidos a la Península Ibérica”.
Importancia alimenticia. La entomofagia o alimentación a base de insectos no es un fenómeno nuevo ya que los insectos tuvieron una gran importancia en las dietas de nuestros antepasados y a día de hoy, más de dos mil especies de insectos son utilizadas como alimento en unos 120 países. Según la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura (FAO), millones de personas en África, Asia y América incluyen en su dieta más de 1.500 especies. Por ejemplo: 100 gramos de orugas secas contienen cerca de 53 gramos de proteínas, un 15% de grasas y alrededor de un 17% de carbohidratos. Su valor energético ronda las 430 kilocaloría por cada 100 gramos. Los insectos además tienen una mayor proporción de proteínas y grasas que la carne de bovino y el pescado, y un elevado nivel de energía. También contienen potasio, calcio, magnesio, zinc, fósforo y hierro, además de diversas vitaminas. Os muestro algunos ejemplos del modo en el que se presentan a los consumidores:
Detalle exterior de la lata. Fuente: autor
Deliciosos ortópteros enlatados. Fuente: autor
Como nota curiosa, entre las especies más consumidas por el ser humano nos encontramos con el picudo rojo escarabajo comestible más popular en el África subsahariana, que en España también está suponiendo una plaga para nuestras palmeras. El gusano del agave, considerado como una delicia en México (los mexicanos los suelen tomar muy fritos o a la brasa, sazonados con salsas picantes y servidos en tortilla, e incluso se introducen en las botellas de un licor llamado mezcal. La avispa chaqueta amarilla, cuyas larvas son muy preciadas en Japón. Los psílidos, que segregan un dulce líquido consumido por los aborígenes australianos. El grillo doméstico, con un cuerpo más blando que otras especies de grillos suponen un “snack” frecuente en Tailandia (véase fotografía anteriormente mostrada). También encontramos al chapulín, probablemente el saltamontes más conocido en América Latina. Las termitas sudafricanas. Y los pentatómidos, el valorado caviar mexicano elaborado a partir de huevos de hasta siete especies diferentes de este hemíptero.
Apareamiento Bombyx mori. Fuente: autor
Puesta de Bombyx mori (macro). Fuente: autor
Bombyx mori fabricando seda. Fuente: autor
Por lo tanto miel, seda, tintes y otros muchos productos son sólo un claro ejemplo del vínculo a nivel industrial entre los insectos y el hombre a lo largo de la historia… además… todavía queda mucho por descubrir en este campo.Investigación científica, medicina y entomología forense.Como los insectos son pequeños, tienen ciclos de vida cortos y se pueden cultivar en grandes cantidades con un relativo fácil manejo bajo condiciones de laboratorio, son muy útiles para estudiar procesos fisiológicos, evolutivos o de dinámica de poblaciones que pueden ser muy parecidos entre todos los animales. De hecho, estudios en nutrición, fisiología neuro-muscular, y en hormonas, han contribuido a nuestro mejor entendimiento de su función en el ser humano y otras especies. La mosca de la fruta Drosophila spp., es sin lugar a dudas uno de los organismos más estudiados por el ser humano pero también son utilizados para diferentes investigaciones cucarachas, grillos, termitas, y diferentes especies de gusanos.
En el caso de la entomología forense, la información que pueden suministrar los insectos a la investigación policial es muy importante pues con el estudio de los insectos se puede establecer si un cuerpo ha sido trasladado, determinar el tiempo de su muerte e incluso encontrar la presencia de compuestos químicos tóxicos entre otra cuestiones.Beneficios para el suelo e indicadores de salud de un ecosistema.Muchos insectos pasan parte o todo su ciclo de vida en el suelo con lo cual les aporta un lugar donde vivir, protegerse y alimentarse. En el desarrollo de diferentes túneles se facilita que se aireen las raíces de plantas y otros organismos, además de que sus excrementos aportan nutrientes. A pesar de que también existen especies que pueden llegar a alimentarse de las partes subterráneas de plantas, como en casos anteriores estos son menores en número de especies respecto a los que producen beneficio. Algunas avispas, hormigas y abejas son sólo unos pequeños ejemplos de insectos que por lo general suponen un beneficio para la calidad del suelo.
Bibliografía recomendada:
- Insectos Benéficos (Guía para su identificación)
- La contribución de los insectos a la seguridad alimentaria
- Importancia de los insectos
Esta entrada participa en laEdición XXXI del Carnaval de Biología, cuyo anfitrión esRetales de Ciencia