Los insectos son seres sintientes

Por Luistovar


¿Hay pruebas objetivas de que los insectos pueden sentir - procesan percepciones subjetivas - y específicamente pueden experimentar emociones? Pues al parecer sí las hay:
"Ralph Greenspan, del Instituto de Neurociencias de San Diego, presentó el mes pasado en Melbourne los siguientes resultados. Cuando un objeto móvil pasa por delante de una mosca, no sólo se activan las áreas cerebrales del insecto que procesan la información visual, sino también otras situadas en su lóbulo frontal (que en la mosca recibe el oprobioso nombre de cuerpo seta, pero que muestra notables parecidos con el lóbulo frontal de nuestro cerebro, donde residen nuestras altas funciones mentales). 
Greenspan hizo después un experimento que podríamos denominar la mosca de Pavlov: cada vez que el objeto pasa por delante de la mosca, Greenspan le inflige al bicho un desagradable choque térmico. Tras repetir esto unas cuantas veces a intervalos regulares, las neuronas del cuerpo seta aprenden a predecir cuándo van a venir mal dadas: de hecho, se disparan medio segundo antes de que pase el objeto (y el choque térmico). 
Greenspan ha podido determinar que ese efecto pavloviano requiere la activación simultánea y coherente de los cuerpos seta y de otros circuitos distantes a los que podríamos llamar emocionales, con perdón: circuitos relacionados con la atención, con la percepción del peligro, con el recuerdo de otras experiencias placenteras o dolorosas. Emociones, vaya."

Respecto de las abejas en particular - uno de los insectos más explotados por el hombre Joan Dunayer nos relata lo siguiente:
"La evidencia es que ellas piensan y sienten. [...] Hay importante evidencia electropsicológica de la conciencia de las abejas. En un experimento, los investigadores mostraron a las abejas una secuencia de luces que aparecían en intervalos regulares. Cuando una luz era omitida (no se emitía en el momento esperado) los cerebros de las abejas mostraron actividad eléctrica inmediata después del momento en el que la luz ordinariamente debería aparecer. En otras palabras, las abejas reaccionaron mentalmente a la ausencia del flash esperado. Con test similares, los humanos tienen reacciones idénticas. Una actividad cerebral semejante ha sido considerada como un indicativo de lo que los investigadores de abejas llaman “conciencia más alta”. Los mismos resultados han sido observados en cangrejos y hormigas. Así, quienes no creen en la conciencia de las abejas ignoran la literatura científica o están cegados por su especismo."
Alguien puede insistir en que no tenemos pruebas totalmente claras y firmes que nos confirmen la sintiencia en los insectos, pero entonces habría que añadir que tampoco las tendríamos respecto de los humanos. Así es. ¿Cómo sabemos que los humanos son sintientes? Sólo podemos tener experiencia directa de nuestra propia sintiencia individual y singular; todo lo demás son deducciones que hacemos a partir de indicios. Aunque quizá sea legítima, sin embargo no sería una duda muy razonable puesto que las evidencias apuntan claramente a que los humanos son seres sintientes. Por los mismos motivos, lo más razonable es suponer que probablemente los insectos sean sintientes.
En su artículo “Consciousness in a Cockroach [La conciencia en una cucaracha·] Douglas Fox relata lo siguiente:
"Para Nicholas Strausfeld un pequeño cerebro es algo hermoso. En su carrera de más de 35 años, el neurobiólogo de la Universidad de Arizona, campus Tucson, ha observado las pequeñísimas estructuras cerebrales de las cucarachas, insectos de agua, gusanos rojos, algunos camarones, y docenas de otros invertebrados. [..] Strausfeld concluye que los insectos poseen “los cerebros más sofisticados sobre este planeta”."  
Cuando usted considera que las neuronas en sí mismas son sorprendentemente similares en todo el reino animal, todo esto empieza a tener sentido. “Se tiene los mismos blocks de construcción básicos para vertebrados e invertebrados”, dice Strausfeld, “y existen ciertas maneras en que usted puede colocar estos blocks de construcción juntos en los cerebros”. 
“Probablemente lo que requiere la conciencia”, dice Koch de Caltech, “es un sistema suficientemente complicado con una enorme retroalimentación. Los insectos tienen eso.

Este conocimiento debería cambiar nuestra actitud moral respecto de los insectos, dejando de discriminarlos y despreciarlos, simplemente por su aspecto o su tamaño. 

Según relata la agencia de noticias BBC Mundo:

"La cucaracha - tan odiada por mucha gente - es un insecto más sofisticado y social de lo que pensábamos, según revela un nuevo estudio.  
Se esconden lejos, al acecho, de forma invisible, en rincones oscuros y grietas. Cuando emergen, se escabullen sin rumbo, a menudo alrededor de nuestras casas, cocinas y en hoteles y restaurantes sucios. 
Terminamos despreciándolas por su comportamiento natural, viéndolas como una plaga que hay que evitar e incluso exterminar. Sin embargo, las cucarachas han sido tratadas a menudo de manera injusta. Al descubrir los secretos de estos escalofriantes insectos, los científicos han visto que son mucho más sofisticados de lo que pensábamos. 
Tras conocer su vida secreta se han dado cuenta de que las cucarachas son en realidad criaturas muy sociales, que reconocen a los miembros de sus propias familias, con diferentes generaciones de una misma familia viviendo juntas. A las cucarachas no les gusta que las dejen solas y sufren problemas de salud cuando lo están."

Aunque no podamos tener una certeza absoluta al respecto, todas las evidencias apuntan claramente a que los insectos son seres conscientes. Ellos experimentan sensaciones y tienen deseos e intenciones. Por tanto, merecen la misma consideración moral que cualquier otro ser sintiente. Es por eso que deberíamos respetarlos, empezando por no participar en su explotación: miel, jalea, seda, e-120 (ácido carmínico),...

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