Gallardón hizo, en febrero, un gesto para resolver el problema proponiendo por carta a Ramid modificar la ley internacional de adopción, de 2007, para reconocer en ella esta figura islámica y constreñir a los españoles que tutelen a niños marroquíes a respetarla. En la práctica no podrían solicitar ante la justicia la adopción plena de los niños tutelados.Poco después de la llegada, en enero, del PJD al Gobierno de Rabat, las kafalas —modalidad de adopción marroquí equiparable a una tutela dativa— se interrumpieron y, en septiembre, Ramid envió una circular a los fiscales instándoles a oponerse a que se entregaran niños a extranjeros y marroquíes si no residían en Marruecos. El ministro alegaba que no se podía controlar que los tutores respetasen, una vez fuera del país, los términos de la kafala que les obliga a preservar la identidad del niño, es decir, su religión islámica, su nacionalidad y su filiación pese a que el nombre y apellidos del crío abandonado los elige un funcionario del registro civil.Ese mismo febrero, el PJD concluyó la elaboración de una nueva ley sobre la kafala que ha introducido en junio en el Parlamento. Endurece aún más los requisitos. Estipula que uno de los dos adoptantes debe ser marroquí y residir al menos cinco años en el país antes de ir al extranjero con el niño. Descarta así también a los inmigrantes marroquíes.Elpais
Los islamistas de Marruecos quieren que se vete la adopción a extranjeros
Publicado el 10 junio 2013 por MagrebiesGallardón hizo, en febrero, un gesto para resolver el problema proponiendo por carta a Ramid modificar la ley internacional de adopción, de 2007, para reconocer en ella esta figura islámica y constreñir a los españoles que tutelen a niños marroquíes a respetarla. En la práctica no podrían solicitar ante la justicia la adopción plena de los niños tutelados.Poco después de la llegada, en enero, del PJD al Gobierno de Rabat, las kafalas —modalidad de adopción marroquí equiparable a una tutela dativa— se interrumpieron y, en septiembre, Ramid envió una circular a los fiscales instándoles a oponerse a que se entregaran niños a extranjeros y marroquíes si no residían en Marruecos. El ministro alegaba que no se podía controlar que los tutores respetasen, una vez fuera del país, los términos de la kafala que les obliga a preservar la identidad del niño, es decir, su religión islámica, su nacionalidad y su filiación pese a que el nombre y apellidos del crío abandonado los elige un funcionario del registro civil.Ese mismo febrero, el PJD concluyó la elaboración de una nueva ley sobre la kafala que ha introducido en junio en el Parlamento. Endurece aún más los requisitos. Estipula que uno de los dos adoptantes debe ser marroquí y residir al menos cinco años en el país antes de ir al extranjero con el niño. Descarta así también a los inmigrantes marroquíes.Elpais