Los judíos en el antiguo reino de León

Por Zamorasefardi
Por Jesús Jambrina
una versión de este artículo fue publicada en El día de Zamora, 24 de Junio (leer)

En su libro La judería en la ciudad de León (1969), el historiador Justiniano Rodríguez Fernández consideró que el fuero otorgado a la urbe en el año 1017 también legisló para el reino, donde ya existían juderías de renombre. El fuero igualaba a cristianos y judíos en la tasación de casas en venta, lo cual, en parte, constituía un giro a las leyes visigodas que restringían las relaciones sociales de la comunidad hebrea.
A finales del siglo X, Hasday ibn Shaprut (915-959), “ministro de exteriores” del califa Aldebarrán III, vivió en el reino durante sus misiones diplomáticas ante los reyes Ramiro II, Ordoño III y Sancho I.

Ibn Shaprut fue el judío más influyente en la historia de Sefarad durante la Edad Media, no sólo por haber ocupado importantes puestos políticos, sino por el fomento de la cultura judía al punto de transferir de Sura y Pumdebita, en Babilonia, a Córdoba y a la península ibérica el centro del judaísmo. Es casi seguro que, habiendo comunidades judías en todo el noroeste español desde época remota, Shaprut se haya alojado en casas de sus correligionarios. 
La presencia semítica en el antiguo reino de León va entonces en aumento a partir del siglo X, con un pico entre los siglos XI y XIII, cuando las poblaciones hebreas y mozárabes huyen masivamente a los reinos cristianos del norte debido a las invasiones almohades y almorávides, sectores fundamentalistas que no aceptaban el estilo de vida de las dinastías del Al-Ándalus. 
Los judíos son bienvenidos y protegidos por los reyes cristianos, los nobles y a veces por la iglesia porque traen sus oficios y habilidades desarrollados en el sur y así, desde mediados del siglo XII, los judíos son parte de la repoblación en Zamora, estableciéndose en la Puebla del Valle, hoy barrio de La Horta, e inaugurando, alrededor del año 1094, la primera sinagoga conocida.
Más de dos siglos después, en 1259, esta población había crecido lo suficiente para que el Obispo Suero la considerase aljama, es decir, además de una sinagoga, la comunidad poseía escuela Talmud-Torá, carnicería, legisladores y cementerio propios, y convivía pacíficamente con el resto de la población cristiana.
En el caso de Salamanca, no es hasta el año 1162, con la carta fuero otorgada por Fernando II, que tenemos los primeros registros de judíos en la ciudad, en la cual llegaron a existir hasta tres sinagogas. La escuela Talmud Torá pasó a ser parte de la universidad en 1418. La comunidad judía salmantina siguió el mismo patrón de crecimiento y relaciones con la monarquía, los nobles y la iglesia que otras regiones del reino de León.
Este patrón incluye restricciones, tensiones y finalmente ataques violentos, especialmente después de 1391. Sin embargo, en el caso de Salamanca, como en el de León y Zamora, nada de ello impidió que los judíos del reino llegasen a distinguirse en todos los órdenes sociales, siendo desde consejeros reales, recaudadores de impuestos para la corona y comerciantes de todo tipo hasta científicos, literatos, y figuras rabínicas importantes.
En 1492 los judíos del antiguo reino de León salieron en su mayoría hacia Portugal, de donde a partir de 1496 o fueron a otros destinos en la diáspora o se convirtieron al catolicismo, en muchos casos permaneciendo en La Raya como criptojudíos hasta nuestros días. 
Entre las lumbreras judías del antiguo reino de León tenemos a Moisés de León (1240-1305), compilador de El Zohar o Libro del Esplendor (alrededor del 1258), Isaac Campantón (1360-1463), autor de Los caminos del Talmud (primera edición, 1520), Abraham Zacut (1452-1515), autor de, entre otros libros, Almanaque Perpetuo (1478) y Luis de Carvajal, el Mozo (1566-1596), autor de sus Memorias, cartas y rezos redactadas bajo el seudónimo de Josef Lumbroso (descubiertas en 1935 en México).