Decía Sartre que el hombre es una pasión inútil, bueno, será todo lo inútil que v., mi maestro, quiera, pero es una verdadera pasión y una pasión es como un río que, cuando se desborda, arrolla todo lo que se le pone al paso.
Estoy tratando de decir que somos todos, yo, también, por supuesto, unos sujetos de pasión que, por ahora, no tenemos ni idea de adonde puede llevarnos todo esto, se trata de unos puñeteros jueces que se han empeñado en juzgar a otro juez sólo porque le tienen manía, porque es un juez distinto, que se ha atrevido a violar las leyes sagradas pero no escritas que ellos, los propios jueces, han establecido.
Pero también se trata de 2 equipos de fútbol que están luchando por la supremacía del fútbol mundial y lo está haciendo, uno de ellos, sobre todo, a cara de perro, sin reparar en nada, si es preciso, a sangre y a fuego, enarbolando una bandera, o una pancarta, que dice “todo vale, todo está permitido por ti, Real Madrid", RM en lo sucesivo, y esta batalla también la libran sus jueces, sus jueces específicos, los árbitros.
Y los entrenadores, o “factotums”, de ambos equipos, uno de ellos, Mourinho, es un consumado especialistas en el juego sucio, viene de practicarlo de otros lugares del mundo y le ha ido muy bien, sabe que para ganar no sólo hay que luchar como fieras, allá, dentro del limitado espacio del terreno de juego, sino también, y mucho más, fuera, en los despachos de los dirigentes, presidentes de las federaciones, comités de competición, comités de los árbitros, etc., pero, sobre todo, en el corazón de los jugadores y de los árbitros.
Tal vez el fútbol, para Sartre, no sólo sería una pasión humana sino también la más inútil de todas las pasiones, porque no trata de producir nada, pero como todo lo inútil, sublimizado, la idea de una patria, de una bandera, se torna sumamente peligrosa cuando, debajo de ella, se esconden unas ideas políticas más o menos claras, así, el RM es la patria de las patrias, la patria hegemónica, la patria total, aquello por lo que los españoles lucharon, han luchado y lucharán, cientos, miles de años, es el símbolo perfecto del poder español, y, por ello, reúne a su alrededor a todos esos descerebrados que no tienen en esta puñetera vida nada por qué luchar realmente que no sea su propia idea como nación, no un proyecto personal, interiorizado y realmente coherente, sino como decía, otra vez, Sartre, una jodida pasión inútil porque a ninguno de ellos lo va a sacar de su pobreza que, a veces, es inmensa.
Es por eso que ayer, en un estadio de fútbol egipcio, ha habido 74 muertes, provocadas por la agresión de unos enloquecidos partidarios de un equipo que trataban, trataron y lo lograron, de aniquilar a los de otro equipo. Esto que, en Egipto, ayer, es anecdótico, por lo menos visto desde aquí, en Sudamérica, es el pan nuestro de cada día, porque personajes tan nefastos como Mourinho y Guardiola, cada uno a su manera, se han encargado de provocarlo y ahora ya no se trata de una moda pasajera sino de una auténtica situación social.
Y éste es mi estentóreo grito de alarma: “ojo, que eso que nosotros, por ahora, todavía, vemos como ajeno, está ya aquí, y el demonio, el canallesco demonio del fútbol ha puesto ya, aquí, su siniestro huevo, su espantosa, su canallesca semilla.
Los bandos se dividen nítidamente: los que dicen que no quieren hablar de los árbitros y los que sí que se jactan de eso porque no hacen otra cosa que hablar de ellos. Incluso los hay que esgrimen todos los días este tema porque saben que es el que más periódicos vende, por ejemplo, ese nefasto tipo de Relaño, que incluso se han inventado, como un nuevo Goebbels que es, una nueva conjura de los necios que él llama “Villarato” y que no tiene otro propósito que colaborar con el “factotum”del RM, el tal Molurinho, en hacerse con el poder dentro de la cabeza de todos los árbitros.
Mourinho y Relaño saben que, en el fútbol, gana el que quiere el árbitro, o, que es imposible ganar contra la voluntad del árbitro, y que esto es una verdad aún más absoluta que la de que el fuego quema y el hielo enfría, de modo que la mejor manera de dominar lo que sucede en este espantoso juego es dominar el corazón y la cabeza de los árbitros. ¿Cómo, cómo es como mejor y más se domina a los hombres?
Por el miedo, si tú a un hombre le dices que si no hace lo que tú quieres no sólo vas a ir a por él sino también por su mujer y sus hijos, si el hombre tiene corazón y cabeza, acabará haciendo todo lo que tú quieres si ve que tú estás ya cumpliendo tu amenaza, no tendrá más cojones que obedecerte porque le va mucho, demasiado, todo, en ello.
Partimos del supuesto de que todos sabemos que la prensa es el poder supremo porque es capaz de obligar a los otros, legislativo, ejecutivo y judicial, a hacer lo que ella dice bajo pena del más total de los descréditos, entonces nadie se puede rebelar contra ella con éxito.
Otro poder inmenso, el del dinero, el económico, el político, el Poder con mayúsculas, en fin, lleva ya muchos años asentando su garra poderosa, irresistible sobre una suculenta presa: el dominio del mundo futbolístico, y no sólo a nivel nacional sino también mundial, están en juego no miles de millones de euros sino muchísimo más, quizá esté en juego, no crean que exagero, el auténtico dominio del mundo, de modo que no se va a permitir ninguna clase de distracción, el asunto es demasiado serio, entonces todo se planea desde lo más alto.
Si esto se hubiera intentado atajar hace tiempo, mucho, muchísimo tiempo, quizá hubiéramos podido hacerlo, ahora, ya, no, porque el huevo de la serpiente, la semilla del odio, la semilla del diablo, no solo se ha incubado demasiado tiempo sino que ha prosperado, al fin, de tal modo que el odio de una afición hacia la otra la ha inducido a escribir una pancarta que decía“Mourinho tu dedo”, el dedo que éste le metió en el ojo, alevosamente, al 2º entrenador del Barça, “nos muestra el camino”, u otras, mucho peores aún: “písalos, Pepe, písalos, mátalos”.
Si no se hubiera querido contemporizar con el PODER, el Estado tiene medios absolutamente coactivos como los que han operado en países de nuestro entorno, Comités federativos decentes, honestos, integrados personas independientes y honestas, y otros Comités oficiales, estatales, contra la violencia que para casos mucho menos graves que los que ya se están produciendo en España, actúan con una gran dureza que erradica las conductas cuasi delictivas para siempre.
Aquí, no, aquí, desde siempre, el RM ha tenido y tiene licencia para matar, De Felipe, Hierro, Ramos, Carvalho, Pepe, etc. jugaron y juegan completamente convencidos de que tienen licencia para hacerlo todo, o sea, para agredir salvaje e impunemente a los jugadores contrarios porque los diarios nacionales, o sea, esa prensa a las que nos referíamos, se la han concedido, llevando a cabo una tarea de amedrentamiento, de coacción, tan dura sobre el cerebro y el corazón de los árbitros que ya los han convencido de la gran verdad: si no pitan a favor, en cualquier campo, no sólo en aquellos partidos en los que interviene directamente el RM, sino en todos, a favor de los intereses de éste, serán perseguidos de la peor de las maneras y no sólo profesionalmente, mediante las sanciones oficiales o extraoficiales de los organismos que deberían de tener como función protegerles sino también sociológica y políticamente, mediante la sanción que los convecinos de los árbitros ejercerán sin ninguna clase de piedad no sólo en la persona de ellos también en la de sus familiares, mujeres e hijos.
Pero, como decimos, ya es tarde, el odio está sembrado y germina a marchas forzadas, de modo que no falta tanto tiempo para que en nuestros campos, como en los sudamericanos y en este ahora tan reciente de Egipto, los partidarios de un equipo le causen al otro casi un centenar de víctimas.
Y, entonces, tipos como Mourinho y Relaño estarán satisfechos porque, al fin, habrán conseguido, que personas asquerosa, canallescamente manipuladas por ellos, hayan llevado la muerte, la sangre y el dolor a otros semejantes y a todos sus familiares.
Enhorabuena.