Los juegos hacen que los niños y las niñas quieran aprender

Por Club Deportivo Más Vale Preven @valePREVENIR
El juego en los niños y niñas es imprescindible para un desarrollo sano y feliz, pues le permitirá entre otras cosas demostrar y afirmar su personalidad, y para ello necesitan disponer de espacios y tiempos adecuados para su realización.

El juego es una actividad innata y propia de la infancia. El juego sigue a la vida del ser humano en sus diferentes evolutivas, pero a diferencia de los adultos, para quienes se identifica claramente cuando están jugando y cuando no, los niños y niñas viven su evolución como un juego en sí misma.
Es por ello que nuestro acercamiento como educadores será a través del juego.
El juego infantil constituye la acción en la que el niño o niña satisface su necesidad de aprender. Esto no quiere decir que el juego acompañe a la acción de aprender y que ambas sean dos realidades paralelas o interrelacionadas, significa que juego y aprendizaje forman un todo indisoluble.
Los niños y niñas tienen la capacidad lúdica asociada a cualquier acción que realizan debido, posiblemente, al esfuerzo que supone el aprendizaje en los primeros dos o tres años de vida.
Sin una motivación producida por la vivencia placentera de su tarea sería impensable que pudieran desarrollar tal cantidad y variedad de aprendizajes en tan corto espacio de tiempo.
En la primera infancia se convierte en juego cualquier experiencia y es jugando como se realizan la mayoría de aprendizajes.
Desde esta perspectiva el juego, la vivencia lúdica es indisociable del esfuerzo y del aprendizaje.
Como el niño o niña tiene que aprender tanto, en tan corto espacio de tiempo, precisa de la suficiente motivación que justifique el esfuerzo.
Al "no parar", intentando agotar las posibilidades exploratorias que se le brindan, decimos a menudo: "es incansable".
La realidad es que los niños y niñas sí se cansan de descubrir, un día representa miles de aventuras y experiencias nuevas que se van sumando a su aprendizaje y desarrollo.
Luego llega la hora del descanso: la cama y el niño "cae rendido", pero mientras no alcance ese nivel de agotamiento podrá seguir jugando, porque la vivencia placentera le impulsa a mantener una tensión activa.
Cuando alguien habla sobre un juego, todos damos por sentado que sabemos lo que es, ¿pero serías capaz de realizar una definición sobre lo que es el juego? Lo cierto es que es un concepto difícil de definir por la gran variedad de factores por los que está condicionado.
Es difícil englobar en una definición el juego de un bebé con un mordedor y el de dos jóvenes jugando al ajedrez.
Lo que sí es más sencillo es identificar cuando alguien está jugando, ¿verdad?.
Éstas son las características que nos indican qué es juego y qué no lo es:
  • Se inicia con un impulso exploratorio. Cuando los niños y niñas no se inhiben ante los desconocido, muestran un comportamiento de investigación que sólo hay que impedir si supone una conducta de riesgo. Como resulta muy difícil reprimir ese impulso, hay que facilitar su progresiva autorregulación.

  • Es placentero para quien lo realiza. Aunque no se demuestre con expresiones de alegría especial, el juego resulta placentero para sus actores. Favorece un sentimiento de satisfacción que mantiene la actividad con un algo grado de atención y de deleite. El tiempo pasa sin que los niños y niñas se percaten y parece que se interrumpe siempre algo importante cuando llega la hora de dejarlo.

  • Es espontáneo y voluntario. Es libre y sólo guiado por motivaciones internas, independientemente de sus metas u objetos. Se acepta de forma personal, lo cual quiere decir que se desea participar en él.

  • Es motivador. La presentación de la actividad de forma lúdica, supone una "llamada" motivadora.

  • Tiene un fin en sí mismo. Su finalidad es su propia realización, que resulta placentera. Los resultados en el juego son algo añadido. En las actividades lúdicas predomina la acción sobre el objetivo.

  • Tiene o impone reglas para su realización. Estas reglas son impuestas en la relación con la acción, los objetos y sus características; el espacio y las posibilidades de los jugadores. En ocasiones son juegos reglados. Hay que crear una referencia de las normas de convivencia, que consisten en "pasarlo bien: todos" y "que a nadie se le haga daño".

  • Implica una participación activa. El mismo tipo de juego es diferente en cada niño y niña que lo realiza, ya que no sólo se condiciona por las características exteriores sino también personales.

  • El material no es indispensable para el juego. Si el niño o niña necesita algún objeto, cualquier cosa puede valer (trapo como capa, lápiz como avión...), no tiene que ser necesariamente un juguete.