Freddie se lució como nadie en “Barcelona”, no cabía esperar menos de él, pero en esta ocasión tuvo un aliciente especial llamado Montserrat Caballé. Acercarse tanto a la opera, impulsó todavía más su fuerza creadora para obsequiar al mundo con esta hermosa canción.
Faltan pocos minutos para que empiecen las olimpiadas de Londres, y yo no puedo dejar de pensar en Freddie. Seguro que de seguir entre nosostros, hubiera tenido su lugar en la ceremonia inaugural, quizás hubiera creado otro himno, esta vez para su país, y para su querida ciudad: Londres. Hubiera estado orgulloso de su nación y de todo lo que supone el olimpismo.
Él tal vez, no fue un atleta, pero encarnaba más bien que el mejor deportisa, este espíritu olímpico: la fuerza, la constancia, la lucha por la superación, el trabajo en equipo y el juego limpio.
Él fue un abanderado de todos estos valores, lo tendré muy presente hoy.