Los juicios de Rumpole
"Como la mayoría de los abogados defensores, no puede decirse que sienta un especial aprecio por la ley. Pero me enorgullezco de ser capaz de interrogar a un poli sirviéndome de sus propias notas, de engatusar a los magistrados de los juzgados de Uxbridge hasta casi hacerles caer del asiento o de conseguir que uno de mis queridos jueces suspire con pena al llamar al testigo nú- mero cuatro a declarar al estrado contra un malversador de fondos con dos mujeres y seis hijos hambrientos esperándolo en casa."
Fragmento de Los juicios de Rumpole de John MortimerDada mi gran afición por la literatura inglesa y la novela policíaca, tuve mucho interés por las novelas del escritor John Mortimer, obras que la editorial Impedimenta ha tenido el acierto de traernos. La primera en rescatar fue Los casos de Horace Rumpole, abogado (una lectura que tengo pendiente) y, hace nada, publicaron la segunda: Los juicios de Rumpole. Pero, ¿quién es Horace Rumpole?
En Los juicios de Rumpole, nuestro abogado protagonista nos relatará seis de sus casos más sonados o que mayor repercusión a nivel personal tuvieron para él: un cura acusado de robar camisas en un centro comercial, una actriz encontrada aferrada al arma humeante con la que han disparado a su marido, el líder de un partido fascista al que se achaca un delito de odio, un joven al que una identificación errónea puede llevar a la cárcel por asesinato, un profesor que se toma demasiadas libertades con una de sus alumnas y una familia de delincuentes profesionales a los que la policía no quita el ojo de encima.
Todos y cada uno de estos casos, nos son narrados con un exquisito humor inglés y una prosa que se vuelve adictiva a pesar de la sencillez de los casos. Más que con intriga, nos toparemos con un astuto abogado que usará todas las triquiñuelas legales a su alcance para tratar de liberar a sus clientes de tan terribles cargos. Si son éstos culpables o no, eso es algo que no compete a Rumpole. Su autor aprovecha para hacer una realista sátira del trabajo de los abogados y jueces, donde sin paños calientes, se muestra que están más interesados en, por ejemplo, hacer tratos rápidos para que el juicio dure poco y poder irse de vacaciones, sacar a sus clientes en libertad con métodos legales pero quizá poco honestos o, en el caso de algunos jueces, tener clara la sentencia antes de haberse celebrado el juicio. La palabra justicia, es sólo un chiste en los juzgados de Rumpole y una casualidad.
Pero, como telón de fondo a cada uno de los divertidos juicios de nuestro ilustre abogado, estarán las historias personales del resto de letrados con los que Rumpole comparte bufete, donde deberá enfrentarse a prometidas poco aconsejables, amigos que cambian la toga negra por la púrpura de juez, noviazgos entre compañeros, infidelidades y, de vuelta a casa, se las verá con la más dura de sus rivales, su mujer Hilda, o como él la llama: Ella, la que Ha de Ser Obedecida.
Las historias de Rumpole se encuadran en los setenta, así que es inevitable que haya cierto tufillo machista. Aunque nuestro protagonista, es bastante progresista dada la época. A su autor, no le tiembla el pulso en mostrar casos donde se mete un poco con la hipocresía de algunos miembros de la Iglesia, o muestra su aversión por los grupos de extrema derecha, o contra el racismo.
Argumento: John Mortimer vuelca en Los juicios de Rumpole toda la maestría de los misterios de Agatha Christie y los envuelve del ácido sarcasmo de P. G. Wodehouse para dar lugar a una de las sagas detectivescas más importantes de todos los tiempos. Una excelsa muestra del mejor humor británico.Un vicario al que se le acusa de robar camisas en una tienda, pero que se niega a defenderse; un director y actor de teatro que muere en extrañas circunstancias, dando paso a un juicio por asesinato que se sale completamente del guion; un recién casado que parece matar el tiempo robando en licorerías… En el particular universo de Horace Rumpole —un irrefrenable y audaz letrado amante de la poesía, del vino peleón, de los puritos baratos y de los casos perdidos, especialista en manchas de sangre y en el arte del interrogatorio— se mezclan a partes iguales el sarcasmo, el humor y la intriga. Junto a su mujer, «Ella, la que Ha De Ser Obedecida», compone un estimulante cóctel al más puro estilo british, del que ya tuvimos noticias en Los casos de Horace Rumpole, abogado, y que ha hecho las delicias de miles de lectores.
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