LOS LADRONES DE SEDA: ¡Una novela histórica muy adictiva!

Publicado el 08 octubre 2018 por Ana Granger @AnaGranger21

"-Hace más de ciento cincuenta años que el emperador Teodosio silenció el oráculo de Delfos. Ya había oído decir que allí siguen conservándose en secreto los antiguos ritos. Si es verdad que has estado en Delfos y que has participado en el culto a los ídolos, has violado las leyes y debes ser castigado, y con mayor severidad que tus diabólicas gallinas. [...] ¡Y ahora, al trabajo, antes de que llame a la guardia del puerto!"

Fragmento de Los ladrones de seda de Dirk Husemann

La novela histórica y yo hemos tenido nuestros altibajos, pero este verano cayó mis manos gracias a Ediciones B una apasionante novela histórica repleta de aventuras que me ha hecho trasnochar mucho estas vacaciones. Os habla de Los ladrones de seda del escritor alemán Dirk Husemann al que desconocía por completo, pero cuya pluma me ha atrapado.

Los ladrones de seda nos narra las peripecias de los romanos Olympiodorus y Taurus, ambos familia del emperador Justiniano de Bizancio, por hacerse con el secreto de China para producir su seda. El emperador ha entrado en guerra con los persas, lo que ha cerrado para el Imperio Romano de Oriente las rutas comerciales con China e impedido que la preciada, y muy utilizada seda por los romanos, no llegue. Esto llevará al emperador a mandar a ambos protagonistas a China con el propósito de lograr, sea como sea, el secreto de la seda. Taurus y Olympiodorus tendrán éxito, pero habrán de enfrentarse a que pongan precio a sus cabezas y a superar una carrera contrarreloj, ya que si no regresan a Bizancio antes de que las mariposas salgan de sus capullos éstas morirán y con ellas las esperanzas del Imperio de fabricar su propia seda, además, de que fracasar en su misión para el emperador no es una opción.

Así comienza una interesantísima y adictiva novela histórica donde su autor, con gran maestría, fusiona ficción y hechos reales. La lectura de esta novela es muy ágil, ya que no paran de suceder cosas a cada momento y junto a sus protagonistas, vivimos un sinfín de aventuras. Además, como ocurre con toda buena novela histórica, aprendemos un montón de este período y de la fabricación de la seda, pero sin llegar a aburrirnos en ningún momento por culpa de una multitud abrumadora de datos; para nada. Una cosa que me sorprendió mucho, pero que es muy lógica por otro lado, es la gran ignorancia que tenían los romanos del origen de la seda. En la novela, antes de descubrir a los preciados gusanos, elucubran con si provienen de los árboles o, incluso, de las arañas.

A Taurus y Olympiodorus se les coge mucho cariño, ya que como os mencionaba arriba, vivimos a su lado multitud de aventuras. Hay muchos otros personajes de los que no os hablo, es mejor que los conozcáis leyendo el libro.

es una gran novela histórica que es todo un pasa páginas, repleta de acción, aventuras, intrigas e historia con un gran poso real que da fruto a una historia épica y adictiva. Una lectura muy recomendable para todo tipo de lectores. ¡Mil gracias a Los ladrones de seda de Dirk Husemann Ediciones B por el ejemplar!


Argumento: Bizancio, año 552 de nuestra era.

Dos espías romanos disfrazados de monjes persas, Taurus y Olympiodorus, viajan a China con la intención de robar su secreto más preciado: la manera de producir la seda. El comercio de tan delicado y preciado material es una de las mayores fuentes de ingresos para el Imperio romano, pero desde que el emperador Justiniano inició la guerra con Persia, las rutas han quedado bloqueadas.

Los dos espías consiguen robar unos gusanos y huyen por la ruta de la Seda, la ruta comercial más larga del mundo y fuente de ingresos para muchos comerciantes que, cuando descubren el robo, ven peligrar su monopolio. Pronto, grandes recompensas se ofrecen por la captura de los bandidos. Pero el peor enemigo para los dos ladrones no son aquellos que les persiguen, sino el tiempo. Si las preciosas mariposas salen de sus capullos mientras están de viaje, morirán. Y si los ladrones vuelven a Bizancio con las manos vacías, sus cabezas no tendrán ningún precio.