Reme, mujer cercana a la ancianidad, viuda, casi arrumbada por sus hijos, ve cómo cambia su existencia cuando por error le entregan un cajón lleno de libros, pero no libros cualesquiera, sino una selección de los clásicos más imprescindibles de nuestra literatura. En lugar de hacérselos llegar a su verdadero propietario, ella comete el pecado de leerlos, y no sólo los lee sino que cae envenenada de literatura para el resto de una vida que no sabe cómo había podido vivir sin ellos, sacrificada a un marido pusilánime y a unos hijos egoístas, amén de ser esclava de una insatisfacción sexual muy lejana de sus peculiaridades fisiológicos.
La lectura de los clásicos le devuelve poco a poco la vida, pero la guinda la pone un bando municipal que prohíbe tender la ropa en las fachadas principales de uno de esos barrios humildes en los que la dictadura construyó nichos para hacer creer a sus propietarios que podían sentirse oficialmente protegidos. En ese barrio florecen muchachas marchitas en busca de un marido no demasiado egoísta, activistas de medio pelo que perdieron el tren de la última revolución, gamberros profesionales hijos del paro y el desánimo, homosexuales reprimidos y procesionistas de pega.
Los libros repentinos; Pablo Gutiérrez
Seix Barral, Barcelona 2015. 268 páginas.(Revista Letras de Parnaso, Núm. 46, Julio 2016)