.@escueldecalor @jaabellan así es y de verdad q ningún problema!! Mi chiste favorito es el q me define como la mujer explosiva ;)))— Irene Villa ☮️ (@_IreneVilla_) 13 de junio de 2015
Irene Villa dice no sentirse ofendida, pero es que además, los descendientes de Carrero Blanco hicieron un comunicado a través del cual tachaban de desproporcionado el castigo en casos como el de Cassandra. Al final, parece que los más ofendidos no son los aludidos ni sus familiares, sino personas con algún tipo de interés en que exista tal ofensa. No obstante, la demanda es un derecho, y si te sientes ofendido siempre puedes denunciar para dejar patente tu descontento. Lo preocupante no es que se produzca esa demanda, sino que se acepte.Vale, no hay ofensa, o desde luego no en el grado en el que se nos pretende hacer creer. De modo que analicemos el contexto: obviamente una persona no cuenta un chiste en un funeral (salvo alguna excepción), ni cuenta un chiste sobre el hambre en África a un pobre niño desnutrido. Los chistes que se juzgan han sido vertidos en redes sociales, donde el error está en pensar que lo que dices está pactado con tus seguidores, ignorando que cualquier otra persona tiene acceso a ello. Pero, ¿de verdad son tan graves las palabras como para que deban ser llevadas ante un tribunal que encarcele a su emisor?Muchas veces el problema es la perspectiva o la distancia con los hechos aludidos. Ya lo decía Mark Twain: "El humor es igual a tragedia más tiempo". La dificultad está en delimitar cuándo el tiempo que ha pasado es el suficiente.En 1986 tuvo lugar la explosión del transbordador espacial Challenger, que costó la vida a siete tripulantes. Dos semanas después circulaba por los países de habla inglesa el siguiente chiste: ¿Sabes cuál es la bebida oficial de la Nasa? El Seven Up. En 1997 murió en un accidente en París Diana de Gales, más conocida como Lady Di. A pesar del aprecio que le tenía todo el mundo, no hicieron falta ni semanas para que se hicieran los primeros chistes sobre el hecho.Pero el ejemplo más evidente lo encontramos en relación a los atentados de las Torres Gemelas de 2001, cuando el humorista Gilbert Gottfried, actuando en el Friar’s Club de Nueva York, aludió en uno de sus chistes al ataque tan solo una semana después. Unos breves abucheos y algunos “¡Demasiado pronto!” emitidos por el público fueron suficiente para hacer maniobrar al cómico y continuar su actuación, con éxito, hablando de otros temas. Nadie se planteó entonces interponer una demanda, un abucheo bastó, y su carrera continuó sin problemas.Y sin embargo, en 2017 estamos condenando a una muchacha a un año de cárcel por un chiste en relación a un acontecimiento ocurrido hace 44 años. ¿Cómo hemos llegado a este punto?La Audiencia Nacional fue creada en 1977 con la intención de juzgar delitos de terrorismo y grandes casos de interés y ámbito nacional. En el momento que se creó, obviamente, estaba destinada básicamente a la persecución de ETA y otras bandas terroristas como los GRAPO. Sin embargo, en los últimos tiempos hemos visto la disolución de la mayor parte de estos grupos, hemos asistido al cese de actividad de ETA y, hace tan solo unos días, a su desarme. La Audiencia Nacional ha visto entonces reducida su actividad, y buena parte de sus recursos se han destinado a la persecución de tuiteros y músicos gracias al respaldo de leyes que imponen el mismo castigo a quien hace un chiste sobre Carrero Blanco que a quien exhorta a atentar en nombre de Alá.