Cuando VOX, desde Andalucía, exigió la revisión de la injusta y deleznable ideología de género en España, muchos pusieron el grito en el cielo afirmando que tocar ese tema era un error y que podría costarle a ese partido el fin de su auge, pero se equivocaban porque muchos conocíamos que detrás de la falsa defensa de la mujer se escondían toneladas de recursos mafiosos y suciedades intolerables en democracia. El debate sobre la ideología de género es sólo el preludio de otros debates que despertarán todavía más escándalo e indignación, como el funcionamiento de las autonomías y las traiciones, miserias y negocios que se esconden detrás de la inmigración descontrolada que invade España.
La estrategia de VOX para crecer, consistente en suscitar debates abiertos y libres sobre los grandes problemas de España, es brillante y saludable porque, además de producir dolor y rabia al contemplar las bajezas del poder, también potencia la necesaria regeneración de la sociedad, en base al principio de que para solucionar un problema ante hay que conocerlo a fondo.
El actual debate sobre la violencia de género y las leyes y políticas que lo rodean es libre y sin control del gobierno, que ha sido tradicionalmente quien ha decidido de que se habla y de que se discute en el país, controlando siempre los debates a través de los medios de comunicación sometidos.
El debate actual sobre la ideología de genero está descubriendo montañas de basura debajo de las alfombras del poder político: leyes que aplastan al hombre para beneficiar a la mujer, injusticias en las decisiones judiciales, comportamiento arbitrario y cruel de la policía con el varón, acusaciones falsas de violencia, cobardía de los gobernantes ante el poder de los lobbys feministas, despilfarro a gran escala del dinero público y utilización de las cuantiosas subvenciones para captar votos y beneficiar a los amigos del poder, más que a las víctimas.
El debate sobre las leyes de violencia de género está poniendo al descubierto los abusos y arbitrariedades de un poder que emplea los miles de millones de euros que recauda con sus abultados impuestos más en clientelismo y captación de votos que en servicios y políticas beneficiosas para los ciudadanos. Basta analizar las cifras que los socialistas gastan en subvencionar una lucha contra la violencia de genero, trucada, prostituida e ineficaz, más dedicada a ganar votos y pagar a los amigos del poder que a proteger a la mujer.
Grandes cantidades de inmundicias siguen escondidas por ahora, porque los dos grandes partidos que han gobernado España desde la muerte de Franco, junto con los nacionalismos vasco y catalán, se han beneficiado de esa podredumbre y la han ocultado. Pero ahora existen condiciones para que salgan a la luz porque el pueblo está hastiado de suciedad y existe un partido nuevo (VOX) dispuesto a que el debate libre se dispare y se descubran los grandes depósitos de miseria, arbitrariedad y hasta delito que ocultan los poderosos en España: fraudes fiscales, concursos amañados, subvenciones concedidas de manera arbitraria, despilfarro, inmigración sin control, delincuencia extranjera, corrupción oculta, muchos mayor que la que se conoce, desigualdad, clientelismo, cobardía ante los golpistas y enemigos de España, violaciones de la Constitución por parte de los partidos políticos y de los gobiernos, impuestos abusivos e injustos, aplicados algunos de ellos con maldad manifiesta, destrucción de la igualdad de mercado, de derechos y de deberes en la ciudadanía española y el que quizás sea el mayor y más repugnante, las autonomías funcionando como perversas fuentes de corrupción, despilfarro y ruptura del país.
Afirman que el cáncer no tiene cura, pero el cáncer político de España, con metástasis inquietantes y una portentosa capacidad para pervertirlo y destruirlo todo, sí tiene cura y VOX lo está demostrando sin ni siquiera gobernar, hablando claro y suscitando debates sobre las grandes miserias de España. Los efectos de VOX como catalizador de la respuesta indignada de un pueblo que ya está cansado de ser esquilmado y mal gobernado ya son visibles: El PP se arrepiente de sus traiciones, retorna a la derecha y abandona sus influencias socialdemócratas; El PSOE, consciente de que se hunde, empieza a cuestionar la bajeza y miseria de Pedro Sánchez y la suciedad y traición que encierra su pacto de gobierno con golpistas, totalitarios, amantes del terrorismo y partidos llenos de odio hacia España; Ciudadanos se aísla y se desprestigia en su indefinición perpetua, su oportunismo y su falta de ideas firmes; Podemos gira, miente menos y hasta reconoce que Venezuela, su país patrocinador, es un infierno fracasado; todos rectifican, por la cuenta que les trae, su desprecio a España y a sus símbolos, conscientes de que la inmensa mayoría de los ciudadanos exige amor y respeto a la nación.
Muchos se sorprenden de lo que está ocurriendo, pero es un fenómeno sencillo, conocido y estudiado: "Sin un debate público libre, la democracia es imposible", o dicho de otro modo: "El debate libre genera democracia y libertad".
Francisco Rubiales