Se calcula que hay 800 tipos de plantas aromáticas y medicinales que se utilizan en Marruecos, mientras que la producción anual de estas plantas alcanza 33,000 toneladas.
Hacerse una infusión de salvia para la gripe, otra de orégano o de lavanda para los dolores de regla, o recurrir a la cáscara de la granada para la úlcera de estómago son algunos de los remedios caseros comúnmente usados en Marruecos para curarse y evitar así el círculo convencional de ir al médico, hacerse pruebas y comprar una medicina, triple operación que va a resultar mucho más cara.
Se calcula que hay 800 tipos de plantas aromáticas y medicinales que se utilizan en Marruecos, mientras que la producción anual de estas plantas alcanza 33,000 toneladas con un volumen de exportación de 550 millones de dirhams (45 millones de euros), según las cifras del Instituto Nacional de Plantas Medicinales y Aromáticas de Marruecos.
Jadiya, una licenciada en derecho en paro, cree que las recetas tradicionales tienen más eficacia que la medicina moderna, siempre y cuando traten enfermedades no graves y se basen en ingredientes comestibles o incluso presentes en la gastronomía popular.
Una opinión que comparte Mariem, una ama de casa de 28 años, que sostiene que, con la ayuda de una receta para adelgazar compuesta por alcachofa, rábano blanco, cebolla, lechuga, ajo y jugo de limón que tomaba antes de desayunar perdió siete kilos en una semana.
El uso de medicina tradicional en los últimos años no se ha limitado sólo a los herboristas, que forman parte del paisaje habitual en los zocos del país, sino que ha dado el salto a los medios de comunicación, después de que alguien captara el enorme potencial que puede tener un experto en hierbas si sabe contarlo ante una cámara o un micrófono.
Algunos programas se limitan a enumerar las virtudes y propiedades de una planta u otra, pero otros han comenzado a prescribir recetas tanto cosméticas como curativas para todo tipo de dolencia, hasta para la hepatitis o el mismo cáncer, sustituyendo a la medicina convencional.
Es el caso de Yamal Skali, que conduce un famoso programa de radio de alta audiencia y que no duda en recetar soja para el cáncer de pecho o el cartílago de tiburón molido y preparado en sopa para evitar la metástasis en todo tipo de cáncer.
Sin embargo, la interferencia de estos curanderos con la medicina clásica -hay pacientes que combinan ambos tratamientos, y otros que abandonan las recetas farmacéuticas por iniciativa propia- ha levantado las alarmas en el mismo Ministerio de Sanidad.
El ministro de Sanidad marroquí, Husein el Uardi, mandó recientemente una carta a la Alta Autoridad de la Comunicación Audiovisual, HACA, para protestar contra estos programas, poner en duda el rigor científico de los herboristas que los presentan y pedir que se prohíban esas emisiones.
En su misiva, el ministro marroquí subraya la "gravedad" de estos tratamientos para la salud "de toda la población" y advierte de su "alta toxicidad".
Naima Ghanem, médico especialista en farmacotoxicología en el Centro marroquí Anti-Veneno y Farmacología, resaltó en este sentido el aumento en el número de intoxicaciones causadas por las plantas medicinales administradas sin control: solo en 2012 se contabilizaron un total de 230 casos, de los que once acabaron en muerte.
El 27 % de estos pacientes llegaron al hospital en estado grave y el 12 % de ellos con complicaciones en el hígado y riñones, explicó Ghanem, quien mencionó que muchas de estas víctimas suelen tomar recetas dictadas en programas de radio.
Ghanem advirtió de que el uso de unas plantas o semillas como la "nigella sativa" para el asma o la "adormidera" para calmar el llanto de los bebés son conocidos en la sabiduría popular y recetados por muchos herboristas, pero pueden tener efectos secundarios graves, y la adormidera, mal administrada, puede llevar al paciente al coma.
Pese a las advertencias de los médicos, toxicólogos o los propios ministros del sector, muchos marroquíes siguen siendo fieles a los herboristas y a sus métodos tradicionales en materia de salud.
Que se lo pregunten a un taxista de Rabat, fiel seguidor del programa de Skali: cansados de gastar un dineral sin poder curar a su madre, que por culpa del reúma no se podía incorporar, un milagroso ungüento de una planta similar al aloe-vera le hizo ponerse de pie y echarse a andar.