Los más cabezotas de la Historia (I)

Por Mila Ciudad Interiorista @ellagardecoracion
A veces es duro de digerir, pero los seres humanos somos los que construimos la Historia, y no ella a nosotros, aunque muchos lobos con piel de cordero estén decididos a hacernos creer lo contrario. AsĂ­ que, teniendo en cuenta esta afirmaciĂłn, llegamos a la conclusiĂłn de que solo aquellos con la terquedad suficiente para llevarle la contraria a estos lĂ­deres, han llegado a formar esta lunĂĄtica crĂłnica de la humanidad. Por eso hoy he decido rendirles mi pequeĂąo homenaje.
El primero que me ha llamado la atenciĂłn por obstinaciĂłn es: El monje agustino Lutero.
Muchos pensaréis que entra en esta lista por lo pesado que se puso para llevar a cabo su reforma, desafiando a todo lo que se le pusiera por delante; Jefes de Estado, Papas, Banqueros... Todo por defender su verdad. 
Pero hoy hablaremos de él por una anécdota tan curiosa como  graciosa. 
Lutero padecĂ­a estreĂąimiento crĂłnico, tan fuerte que llegĂł a pensar que el mismo SatanĂĄs se encontraba en sus intestinos.Cada vez que tenĂ­a necesidad de ir al excusado, se preparaba para realizar un exorcismo mientras empujaba con todas las fuerzas que Dios le habĂ­a dado. Esta continua lucha le hizo un hombre muy firme y cabezota, ya que pensaba que estaba derrotando al mismĂ­simo demonio.
AsĂ­ que, si era cabezota hasta para ir al baĂąo, no nos extraĂąemos que no diera su brazo a torcer con el Papa.
“Usted actĂşa y habla como la novia del Diablo, expresando lo que el Diablo le inspira” MartĂ­n Lutero al Papa.

El siguiente obcecado que vamos a repasar hoy va a ser el Premier inglés: 
Sir Wiston Churchill

En este caso no vamos a hablar de cabezonerĂ­a exclusivamente, sino que a partir de este gran personaje vamos a ver como una de mis frases favoritas se cumple como una Ley de Murphy: "Si algo no estĂĄ para ti, ni aunque te pongas, y si estĂĄ para ti, ni aunque te quites".
En 1941, Churchill tenĂ­a sus calzoncillos rosas a la altura de la garganta, y necesitaba urgentemente un aliado para luchar contra Hitler, que tenĂ­a prĂĄcticamente ganada la Guerra, por lo que solo podĂ­an hacerle frente con la ayuda de EEUU.

Después de tres aĂąos haciéndole la pelota al tĂ­o Roosevelt, el por aquel entonces presidente de Estados Unidos, para que enviara unos cuantos P51 a Europa, movilizando medio ejército inglés para que ambos pudieran verse en Placentia Bay y después de que el premier britĂĄnico tuviera que apaùårselas solo en la lucha contra Hitler. 

Después de todos esos esfuerzos, solo el ataque a Pearl Harbour por parte de los japoneses, algo completamente ajeno al desempeĂąo britĂĄnico para conseguir la alianza americana consiguiĂł que estos entraran de una vez por todas en guerra del bando inglés y que Hitler empezara a perder batallas en el frente occidental. 
¿Se puede tener mĂĄs suerte?

El siguiente cabezota puede ser un poco mĂĄs controvertido, ya que se le acusa (y en algunos casos con razĂłn) de robar multitud de patentes y de explotar a jĂłvenes talentosos a cambio de un salario miserable.

No es otro que:
Thomas Alva Edison Este inventor americano es recordado por mĂĄs de mil inventos, aunque ya sabéis lo exagerados que suelen ser los biĂłgrafos, de los cuales uno resalta sobre todos los demĂĄs: La bombilla. Para llegar a fabricar este artefacto que hoy en dĂ­a es de uso cotidiano necesitĂł, atentos, ¡mĂĄs de 950 prototipos!  Durante 2 aĂąos (1878-1880) realizĂł pruebas con fibras de mĂĄs de 6000 plantas, realizĂł mĂĄs de 300 teorĂ­as para aumentar sus horas de funcionamiento.

EstĂĄ claro que Edison no fue precisamente un santo éticamente hablando; por conseguir el dinero y, sobre todo, el reconocimiento de sus patentes, fue capaz de todo. ExplotĂł en sus fĂĄbricas a brillantes jĂłvenes estudiantes de electrĂłnica. JamĂĄs dio su brazo a torcer con las ideas de Nikola Tesla, que le ganĂł la partida en mĂĄs de una ocasiĂłn e incluso llegĂł a vender su apellido cuando ya habĂ­a creado marca para que falsificaran sus productos.AsĂ­ que podemos concluir que terco era un rato largo.
Y hasta aquĂ­ esta primera parte de 

"Los mĂĄs cabezones de la Historia".

Recuerda que muy pronto publicaré en este blog su 2ÂŞ parte, asĂ­ que estate muy atento porque me he dejado a muchos tercos que consiguieron cambiar la Historia siguiendo mi lema al pie de la letra: "TĂş exito estĂĄ en tu esfuerzo"


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