Este es el resultado del trabajo de algunos guardas del Principado de Asturias, afortunadamente no todos, ya que una gran mayoría se niegan a participar en esta carnicería. Se lo encontró mi amigo José Antonio flotando en el Ríu Nalón a la altura de la localidad de Tudela Güeria, como un desperdicio o un trozo de basura más de los que abundan en este río.
Curiosamente, ese valiente guarda que le pegó un tiro a traición, dedicaba su tiempo de trabajo a esta actividad, en vez de dedicarlo a controlar a los furtivos o a denunciar los vertidos ilegales que varias industrias liberan en ese mismo río y los municipios rebereños sueltan sin ningún control. Se ve que eso no es importante, que la contaminación industrial y doméstica no afecta a las poblaciones de salmónidos, pero los cormoranes si, tanto que merecen ser masacrados como se hacía hace 50 años en los oscuros tiempos de la Junta de Extinción de Alimañas.
Ya no recuerdo las veces que denuncié en este blog estas matanzas absurdas y sin sentido. Hace un par de meses comentaba la reanudación de las cacerías de cormoranes y un guarda escudado en el anonimato me comentó que él era muy legal y que contabilizaba todos los que él mataba. Según la normativa aprobada por el actual gobierno y por los anteriores (porque aquí no hay siglas, todos han participado en esta barbaridad), los cormoranes abatidos deben ser contabilizados y recogidos para su posterior análisis estomacal. No hace falta decir que eso es falso y que la gran mayoría de los cadáveres ni se cuentan ni se recogen por lo que la cifra de 240 cormoranes que se permite matar es sólo una anécdota, una cifra en un papel que permite que una pandilla de pistoleros ande por el río pegando tiros con las espaldas cubiertas ante posibles sanciones.
Es tal la desfachatez de alguno de estos individuos que llegan a disparar a los animales desde el borde de las carreteras o las vías del tren, e incluso desde las mismas poblaciones, al lado de las casas, lo que la ley de caza prohibe expresamente al tratarse de "Zonas de Seguridad". Ni ellos mismos respetan la ley que deberían hacer cumplir.
Esperemos que la justicia responda, ya que todos estos hechos y la propia resolución que los ampara han sido denunciados ante los organismos competentes. Pero independientemente del resultado de la denuncia, resulta indignante y vergonzoso que se estén destinando recursos económicos a estas cacerías, cuando los propios gestores que las aprueban conocen perfectamente que los cormoranes grandes no son el problema de los salmónidos. Conocen los cientos de artículos e informes que desaconsejan estas prácticas y que demuestran el escaso impacto de estos depredores sobre las poblaciones de salmónidos. Y si no los conocen sería aun más grave, ya que es su obligación conocerlos.