Los medos

Por Joaquintoledo

Ubicación, origen y etimología
Determinar la ubicación en la cual se asentó el pueblo medo es bastante difícil, en especial después de que fueron absorbidos por los persas. Se cree que se hallaban al noreste de Mesopotamia, en el actual Irán. Limitaban con Asiria en casi toda la frontera occidental pues en la parte sur en el Golfo Pérsico se compartían fronteras con Elam hasta el momento en que este estado existió. En el norte asimismo estaba el Mar Caspio y Armenia. Respecto al origen del nombre, tampoco existe aún un consenso. Tanto la zona que ocuparon como los medos mismos fueron llamados con nombres variados por distintas naciones. Ya desde el segundo milenio a.n.e., los mesopotámicos de las diversas dinastías y naciones que ocuparon la región, hacían mención a los de “Madia” o “Mada”, que terminó derivando en Media. Gracias a las investigaciones arqueológicas y antropológicas, se ha determinado que los primeros “medos” fueron pastores nómadas de origen indoeuropeo, que se instalaron al nordeste de la meseta de Irán. Este asentamiento debió haber sucedido hacia el 2 mil a.n.e., empero, no existe fecha certera acerca de cuándo exactamente los medos se establecieron allí ni porqué.
Los asirios hacen mención de los medos hacia el siglo IX a.n.e. en sus escritos, citando algunas campañas. Sin embargo,  gran parte de los datos que se saben de los medos, vienen de Herodoto, el griego. En efecto, sería gracias al considerado padre de la historia, que en la antigüedad, helenos y más tarde romanos pudieron conocer algo de los medos, considerados en ocasiones, erradamente, como los antepasados de los persas. Como bien sabemos Asiria no fue redescubierta sino hasta tiempos recientes, por tanto las fuentes de este imperio de la antigüedad no fueron tomadas en cuenta por los investigadores de lo greco-romano, al menos no en gran medida. Según lo hallado por expertos, a partir del monarca asirio Salmanasar III, este imperio y los medos tuvieron sus primeros roces. Por otra parte, en los siglos siguientes los sucesores de Sargón II estarían constantemente en guerra contra la nación meda, por lo cual los asirios se vieron obligados a colocar numerosas fortificaciones en sus fronteras orientales. Además de esto, la única gran fuente sigue siendo la de Herodoto, quién aclara que los medos conformaron un gran imperio. Algunos expertos en el área han lanzado algunas hipótesis que si bien no niegan la afirmación de Herodoto, en realidad establecen que esta nación no conformó tal entidad política sino hasta siglos después de habitar la meseta de Irán. Entonces en un principio más bien conformaron una alianza de varios pueblos, entre los cuales se hallaban los medos, los cuales, al parecer adquirieron la hegemonía aproximadamente hacia fines del siglo VIII a.n.e.
Historia de los medos
El surgimiento de los medos como gran potencia, es un hecho que también está plagado de interrogantes. Otra vez la única fuente escrita más detallada con la que cuentan los expertos son “Las historias” de Herodoto, donde en su capítulo I, narra el ascenso de los medos como una nación preponderante al este de Asiria. El primer rey, siempre según la fuente legada por el griego, fue Deyoces. Tal parece que este soberano, además de ambicioso, fue alguien con mucha visión que intentó unir, y de hecho lo hizo con éxito, a las diversas tribus que habitaban junto con los medos, o de lo contrario todas juntas caerían ante el poder creciente de Asiria. No se sabe si él mismo era un medo, aunque es lo más probable, lo cual explicaría la preponderancia que estos ejercieron sobre todos las naciones vecinas.

Al parecer Deyoces intentó llevar a cabo un orden en la región, sumida totalmente en el caos debido a las guerras entre pequeñas ciudades y estados. Después de todo era una reacción lógica, ya que si no se aliaban o unificaban, irían pereciendo uno por uno. Tras ser electo como rey, se mandó a construir un palacio en Ecbatana (sobre la moderna Hamadan), la cual sería considerada la capital de la recién instaurada monarquía meda. Allí gobernó por alrededor de 53 años, en la cual se dieron inicio los primeros roces con Asiria, imperio que veía ahora también sus fronteras orientales amenazadas. Los historiadores pretenden ser mesurados en cuanto a las fechas, pero tal parece que su gobierno acabó en el año 656 a.n.e.
Así entonces se daba por iniciada la Dinastía Meda. El hijo y sucesor de Deyoces fue Fraortes. Al igual que su padre, los asirios continuaron siendo hostiles al surgimiento de la nación meda, y tuvo que hacerles frente. Sin embargo tuvo menos suerte y fue derrotado por Asurbanipal, quién le dio muerte. Sin embargo, la venganza de su hijo y sucesor fue muy dulce. Nos estamos refiriendo a Ciajares o Ciáxares, cuyo gobierno se ubica entre el 625 al 585 a.n.e. aproximadamente. Sería este soberano quién se encargaría de transformar su reino en un gran imperio. Como su padre había sido muerto a causa de las guerras contra los asirios, Ciajares sabía que en la región los medos jamás estarían en paz si es que aquel gran imperio ubicado al oeste, seguía existiendo. Astutamente, se percató que Asiria tenía muchos enemigos entre ellos los neo-babilonios. Así que sin pensarlo dos veces se alió con el rey Nabopolasar de Babilonia rebelándose ampliamente contra la hegemonía que los asirios ejercía cruelmente contra la región. Ciajares se liberó del peligro de los escitas en sus dominios, y rápidamente, se concentró en su alianza y en la guerra en el oeste. La campaña fue exitosa y Asiria no pudo resistir la embestida. Sus ejércitos fueron derrotados en las batallas. Finalmente en el año 612 a.n.e. la antes toda poderosa ciudad de Nínive, capital de Asiria, fue arrasada por completo. Los derrotados siguieron resistiendo un par de años más, pero finalmente los medo-babilonios aplicaron sobre ellos el método de la deportación, evitando futuras represalias o sublevaciones. Así, los asirios probaron una cucharada de su propia medicina. La alianza con los babilonios que Ciajares había establecido, terminó por asentarse cuando éste último casó a su hija con Nabucodonosor II, monarca del Imperio neo-babilónico. El reparto de Asiria fue sencillo. Los babilonios, se harían sólo con Palestina y parte de Siria. Mientras que los medos se expandieron por el norte de la Alta Mesopotamia, Armenia y partes de Asia Menor, donde sus límites llegaron hasta las puertas de Anatolia, encontrándose de pronto muy cerca de la frontera con los del Reino de Lidia. Los medos mantuvieron una guerra con este último reino al menos hasta el año 585 a.n.e. Se selló otro pactó con los lidios también mediante un matrimonio, y el príncipe medo Astiages se casó con la hija del rey de Lidia. Al parecer Ciajares murió ese mismo año dejando un Imperio Medo bien establecido y asimismo en buenas relaciones con los babilonios. No se tiene claro cuando murió pero tal parece que o bien fue en el mismo año que firmó la paz con los lidios, o por otro lado continuó viviendo pero cedió el trono a su hijo.
Según los cálculos hechos por las investigaciones de historiadores, arqueólogos y eruditos en el área, el gobierno de Astiages entonces comenzó hacia el 585 a.n.e., si bien se ignora si su padre seguía vivo aún o no. Mantuvo buenas relaciones con sus cuñados Creso de Lidia y Nabucodonosor de Babilonia. Era una era de apogeo y parecía que nada evitaría que Media se transforme en una potencia por varios siglos. Lo que se puede resaltar de su reinado de treinta y dos años es una relativa estabilidad política, el crecimiento del zoroastrismo, los primeros contactos serios con los griegos o demás pueblos occidentales, así como el auge cultural de Babilonia. Pero como bien sabemos, Ciro el Grande lo derrotó, en una curiosa historia que detallaremos en seguida. Después de esto su destino es incierto, y con los persas ya hechos dueños del Imperio Medo, al parecer Astiages fue tratado con clemencia y se le hizo gobernador vasallo de una ciudad del inmenso territorio dominado por Ciro. No se precisa la fecha de su muerte, pero fue destronado alrededor del año 550 a.n.e.
La historia de los medos bajo la dominación persa
Es realmente distinguir a estas dos naciones emparentadas en muchos aspectos culturales. Lo que es más, algunas fuentes historiográficas modernas llaman a la cultura en general “medo-persa”, si bien “persa” es sólo el apelativo adecuado, pues fue este grupo étnico el que pasó a ejercer con el tiempo el dominio de territorios desde la India hasta Egipto y Anatolia. Ya bajo la dominación política de los aqueménidas, los medos, aún en su derrota, no se resignaron. Se sabe por algunas inscripciones, que durante el gobierno de Cambises II, hacia el 522 a.n.e., se rebelaron abiertamente contra los persas. El sucesor de éste último fue Esmerdis, el cual intentó calmar los ánimos eliminando los tributos donde se asentaban los medos. Además inclusive se fue a vivir a una fortaleza construido por estos. Sin embargo el favoritismo hacia el pueblo subyugado hizo temblar a la aristocracia Aqueménida, pues esto podía representar una crisis interna si no se controlaba. Es así que apoyan a Darío I, un noble persa, el cual asesina a Esmerdis y se hace con el poder.
Pero cuando Darío I subió al trono, no vino la paz, sino más guerras. En este caso, los medos tenían un líder, llamado Fraortes como un rey anterior, el cual decía ser descendiente de Ciajares. Verdad o mentira, sí es cierto que su sublevación cobró bastante fuerza. El líder medo recibió una primera derrota en manos del persa Hidarnes en el año 521 a.n.e. y poco después el mismo Darío salió a hacerle frente. Fraortes volvió a huir para continuar la rebelión desde otra parte, pero fue capturado y llevado hasta Ecbatana donde fue exterminado. Un nuevo rebelde llamado Tritantecmes se declaró también de ascendencia real meda, sin embargo también fue derrotado por los ejércitos persas y crucificado. Ese fue el último intento de la nación meda por librarse de los aqueménidas. Pese a ello, estos últimos tuvieron siempre una política de respeto hacia los pueblos subyugados. En efecto, los territorios que en algún momento fueron parte del Imperio Medio intentaron ser fieles a los persas, y les legaron riquezas, ciudades bien organizadas, fortificaciones y algunas costumbres propias. Llegada la era Alejandrina, el sátrapa de Media fue también leal a los macedonios. Su nombre era Atropates, y es por eso que una parte de los territorios medos, se llamaron Media Atropatena. Luego todos en conjunto pasaron a formar parte de los dominios de Seleuco I Nicátor. De todas maneras, al ser el centro del Imperio Seléucida, al igual que lo había sido del Helenístico y el Aquémenida, Media continuó conservando importantes rutas comerciales con India y China, por lo cual la riqueza y la gloria, fue algo que nunca le faltó o escaseó. Más tarde los partos también consideraron a Media como una región importante de su imperio, y de hecho fue el corazón de este nuevo imperio. De igual modo, Media pasaría por las dominaciones sasánidas y árabes en los siglos siguientes y sería una región cuya nación, si bien olvidada, nunca dejó de ser importante para la comunicación con el Lejano oriente.
La religión de los medos
Probablemente el mayor legado de los medos a la posteridad fue su religión, nos estamos refiriendo al zoroastrismo. Si bien en gran parte de su historia fue una de tipo animista, en el siglo VII a.n.e. surgió un monje reformador llamado Zaratustra o Zoroastro. Su novedad era que impuso la base del monoteísmo, en este caso fue el llamado henoteísmo, una religión que si bien admitía varios dioses, sólo había uno por encima de los demás. Las enseñanzas de Zoroastro, cuyas ideas se esparcieron sobre Media y posteriormente en todo el territorio persa, fueron acogidas con gran aceptación. Luego se recopiló el libro sagrado de esta religión, llamado Zend Avesta el cual recoge sus enseñanzas. En él se hace énfasis a la existencia de dos principios contrarios, el Bien y el Mal, así como a ciertas conductas morales que los seguidores deben seguir. En el Zend Avesta, además, se aclaró que el nombre del dios supremo era Ahua Mazda, creador de todo lo existente. El espíritu malvado que vendría a darle coherencia a esa dualidad se llamó Angra Mainyu o Arimán, algo así como el equivalente al diablo. Entre las creencias de esta religión podemos señalar algunas que servirían como fuente del dogma que posteriores doctrinas religiosas monoteístas tomarían, tales como el rechazo a la predestinación, las creencias en la resurrección de todos los muertos, un código moral novedoso para la época, la eliminación parcial del animismo, el desprecio hacia los templos e imágenes, etc. El zoroastrismo alcanzaría cierto respaldo en la era persa, y no tanto en la época de los medos. Es más, se cree que al menos Ciro el Grande, Darío I y Jerjes fueron tres reyes aqueménidas que aceptaron la fe zoroastrista. Sin embargo nunca adquirió una fama de universal ni de religión de estado, pues es bien sabido que la política de tolerancia cultural y religiosa persa lo impedía. Según escritores como Isaac Asimov, los judíos tomaron la idea del Diablo de esta religión, y el sistema de ángeles y demonios de las tradiciones babilónicas. El zoroastrismo sobrevive hasta el día de hoy.