Los Mejillones Tigre nos cuentan 'La fábula del promotor y el trovador'. Una crítica mordaz para hablar de las proposiciones neoliberales con las que lidian muchas bandas en algún momento de su carrera. Este tema es el cuardo adelanto de su próximo disco, previsto para inicios del mes de enero del inminente 2023.
En esta fábula, la banda profundiza en su cara más pop. Así, encontramos influencias del "Revolver" de The Beatles, el "Contrabando" de Los Brincos o el "Odeesey Oracle" de The Zombies, demostrando una vez más la heterodoxia que les caracteriza.
Más allá del brillante sonido conseguido en el estudio de Carlos Díaz (Granada), de los delicados arreglos de guitarra, las cuidadas armonías vocales o de una base rítmica acertadísima, lo que hace de esta suerte de psicodelia sixties algo claramente especial es la temática de la letra.
MORDACES CRÍTICAS A LOS MALOS PROMOTORES
No en vano, Los Mejillones Tigre son expertos en hacer mordaces críticas a la sociedad actual, desde una óptica aparentemente liviana, pero llenas de veneno y descaro. Así las cosas, en este nuevo single digital (que viene acompañado por un no menos sicodélico y gamberro videoclip) los andaluces vuelven a meter el dedo en la yaga.
En 'La fábula del promotor y el trovador,' lo hacen con las situaciones de abusos que tienen que soportar todas las bandas en algún momento. Para ello, tiran de frases tan tópicas como ciertas. Y es que el sexteto pone voz a las proposiciones poco halagüeñas en la era del salario emocional, a todos esos melómanos de la máxima neoliberal del "si no quieres hacerlo hay otros cien esperando" y a los buenrollistas metidos a empresarios que prometen la mejor de las experiencias.
"Muchas veces viendo el cortijo se conoce el melonar. Cuando en la primera toma de contacto ya te están poniendo excusas con el caché es que todo va a ir mal", explica la propia banda: "Nosotros hemos tenido suerte en general, pero recordamos gente que se ha ofendido por decirles que no tocamos gratis". Y de algunas de estas experiencias nos traen esta fábula que más que un cuento de los hermanos Grimm parece un decálogo de malas prácticas, eso sí, dejándonos bailando como siempre.