A comienzos de 1965 la Junta de Jefes de Estado Mayor pidió un presupuestoespecial para Vietnam. Ellos sabían que la guerra no es cuestión de cojones,sino de dinero. El problema es que aceptar dicho presupuesto, sería tanto comoreconocer que el país estaba en guerra. Johnson no quiso ni concederles esepresupuesto, ni negárselo. Lo que hizo fue fomentar que los planificadoresmilitares no compartieran toda su información con los planificadoreseconómicos. De alguna manera quería creer que la guerra sería corta, que paracuando hubiese que pagar las facturas ya no habría guerra y la deuda seevaporaría o algo similar. Deseaba creer que Vietnam no se comería su ambiciosoproyecto de la Gran Sociedad.
El resultado fue que toda la planificación económica se hizo sobre lamentira de que no había una guerra en curso en Vietnam. Los programas para laGran Sociedad fueron aprobados, pero no recibieron toda la financiación quenecesitaban. La guerra se convirtió en un pozo sin fondo y para la primavera de1965 aparecieron los primeros signos de que la economía se estaba calentando.
Sectores de la Administración que hasta entonces no se habían sentidointeresados por Vietnam, comenzaron a preocuparse. Que mueran vietnamitas ynorteamericanos a miles de kilómetros es una cosa; que falten los dineros encasa, es otra. Johnson y McNamara sabían que todo lo que les había pedidoWestmoreland era caro. Muy caro. Así empezó el baile de las cifras mentirosas.En julio Johnson había dicho que la guerra no costaría más que 2.000 millonesde dólares en el siguiente año fiscal. Al Consejo de Asesores Económicos no lesalían las cuentas. Intentaron aclarar las cosas con McNamara y se encontraroncon que los 2.000 millones se convertían en 8.000 millones. Los asesoreseconómicos pidieron que se subieran los impuestos. Eso enfriaría la economía,impediría que se generase inflación y ayudaría a financiar la guerra. Ledijeron a Johnson que no podía tener las tres cosas que quería: la guerra, laGran Sociedad y no inflación. Si las quería la única vía era la de la subida deimpuestos.
Johnson no quería subir los impuestos. Eso requeriría comparecer ante elCongreso y revelar el alcance del berenjenal en el que estaba metido. Peor, elCongreso acabaría dándole el dinero para Vietnam, pero no para la Gran Sociedad(interesantes las prioridades de los congresistas norteamericanos, ¿verdad?Johnson se metió en la madre de todas las huidas hacia adelante. Metería debajode la alfombra durante un año los costes reales de Vietnam. Tal vez en eseperíodo Hanoi hubiera cedido, o algunos de los gastos se hubieran revelado comoinnecesarios. A comienzos de 1966 pasaría a la ofensiva con la Gran Sociedad,aprovechando que aún duraba su luna de miel con el Congreso y que Vietnam no eraun tema contencioso. Una vez hubiese asegurado la legislación, ya vendría másadelante la cuestión de su financiación. Todo este tejemaneje era posibleporque sólo McNamara y el Presidente eran conscientes del coste real de laguerra.
A finales de diciembre de 1965 McNamara comenzó a preparar el presupuestopara el año fiscal que iría de julio de 1966 a julio de 1967 y descubrió quelas nuevas estimaciones de Westmoreland eran que para finales de 1966necesitaría 400.000 hombres. McNamara también recurrió a la huida haciaadelante. Si la hacía el Presidente, ¿por qué no él? Asumió arbitrariamente quela guerra estaría terminada para el 30 de junio de 1967 y que el gasto nopasaría de 10.000 millones de dólares. En privado, sin embargo, le reconoció aJohnson que el coste estaría más bien entre los 15.000 y los 17.000 millones dedólares. La cifra final real, por cierto, fue de 21.000 millones dedólares.
Fue el déficit causado por la guerra lo que acabó finalmente poniendo alCongreso en contra de Johnson y lo que le obligó a reconocer a los congresistasla magnitud de la implicación de EEUU en Vietnam. Y fue la ofensiva Tet defebrero de 1968 la que colocó al público norteamericano ante la realidad de queEEUU no estaba ganando la guerra.
Al final Johnson no fue el candidato demócrata en las elecciones de 1968,su proyecto de Gran Sociedad embarrancó en la inflación de finales de los 60 yJohnson terminó pasando a la Historia como el hombre que había terminado dehundir a EEUU en el cenagal de Vietnam.