El pataleo de los ahorcados conduce a que la ineficiencia y la miseria quiera taparse con el cierre de los agromercados. Si algo no soporta el régimen es que la inteligencia popular supere a la mentalidad estatal. Como si estuviera Cuba en condiciones de cerrar lo poco que tiene fue cerrado el mercado agropecuario de oferta-demanda de la calle Egido, en el municipio de Habana Vieja.
Este cierre forma parte de una ofensiva gubernamental contra los mercados de oferta-demanda .Este tipo de establecimientos, regidos por las leyes del mercado, surgió en 1994, y desde entonces se dijo que el Gobierno no interferiría en la fijación de sus precios, sino que crearía una red de mercados estatales con precios topados que competirían con los de oferta-demanda, y así automáticamente bajarían los precios. Pero como era de esperar esto jamás sucedió.
La incapacidad gubernamental para competir con los mercados de oferta-demanda ha propiciado que los elementos de línea dura de la nomenclatura impongan una vez más sus políticas de cierres y prohibiciones.
Funcionarios de los Ministerios de la Agricultura y el Comercio Interior habían declarado que, uno a uno, todos los mercados agropecuarios de oferta-demanda serían sustituidos por agromercados estatales con precios topados.
Para algunos analistas se trata de un retroceso en el contexto de las reformas raulistas, aunque si hacemos memoria recordamos que en más de una ocasión el régimen e La Habana ha satanizado a estos mercados.
La gran hecatombe sucedió en 1986 cuando Fidel cerró los mercados libres campesinos generando una crisis y una escasez enorme, pues el estado revolucionario nunca estuvo en condiciones de acopiar los resultados de la agricultura ni la agricultura estatal ha existido productivamente jamás.
Con información de Cubanet.
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