El Palé es ese juego que después pasó a llamarse Monopoly. Un juego de capitalismo salvaje donde para ganar, hay que ir arruinando a los demás jugadores. Todo se realiza comprando y vendiendo calles, casas, hoteles y con la ayuda de un dado y la pericia correspondiente, el jugador trata de hacerse con todas las propiedades y arruinar al resto. Cuando lo consigue, gana.
Como ustedes puedes apreciar, es un juego aleccionador, donde uno es mejor cuanto más destroce a los demás. Una maravilla. Eso sí, me faltaba decirlo, el dinero en el juego era de ficción. Menos mal.
Pues miren ustedes, resulta que ese juego tan competitivo, insolidario y aberrante es justo el juego que están practicando los famosos “Mercados”, pero en este caso lo hacen con países. En vez de comprar o vender la calle Gran Vía, o la estación de Atocha, se compran y venden Grecia, Irlanda y para mí, que en pocos días, Portugal, y más tarde…
Y además estos lo hacen con dinero de verdad, aquí no hay bromas. Los denominados Mercados, desde las instituciones financieras atacan a un país con cierta debilidad económica, amenazan con que está al borde de la ruina, meten miedo, desinvierten, la bolsa del país se hunde, su valor como país desciende peligrosamente, y entonces deciden ayudar a ese país ¿y cuál es la ayuda a ese país? inyectar dinero a sus instituciones financieras, a cambio de que el gobierno de dicho país tome medidas drásticas de reducción del déficit público, medidas que soportarán las clases baja y media. Mientras, esos mismos mercados compran deuda pública, que el país afectado saca a subasta a unos intereses desorbitados.
Total, un negocio redondo, del que Los Mercados, con una desvergüenza desmedida y con ayuda de los gobiernos de los países afectados, sacan provechosos beneficios. Este es el juego de moda que, desde las altas esferas de las instituciones financieras, produce estas convulsiones que se están dando y seguirán, porque aquí la cosa está clara, estos desalmados no van a cesar hasta que alguien les ponga un obstáculo insalvable.
Utilizarán todas las armas, el miedo, en primer lugar, para, con la colaboración de los gobiernos sometidos, poder seguir dominando la economía mundial, a costa de hacer desaparecer el Estado del bienestar, que irán convirtiendo en un negocio privado, donde la salud y la educación, también, serán parte del pastel que les produce tanto beneficio..
No es nuevo, de estos tipos impresentables, sin escrúpulos, ya hablaba Serrat hace casi treinta años. Y sí, a mi también me pasa. Entre esos tipos y yo, hay algo personal.
Pero, ¿quién nos podrá librar de ellos? Sólo nosotros, unidos y movilizándonos podremos parar a estos canallas que se divierten jugando al palé y arruinando a los más débiles.
Salud y República