Más de 60 millones de espectadores en 42 países y en 23 idiomas diferentes han visto uno de los musicales más aclamados de la historia que ha permanecido 27 años en cartel. Nadie, ni el propio Victor Hugo hace 150 años, ni los compositores y letristas Claude-Michel Shönberg, Alain Boublil y Herbert Kretzmer, ni los productores del proyecto inicial, imaginaban la aceptación que tendría la adaptación de la novela Los Miserables al musical en teatro y ahora, a la gran pantalla.
Hace 25 años, ante las propuestas de cineastas al productor Cameron Mackintosh de llevar el musical al cine, y poco después del estreno de este en Broadway, se vendieron los derechos del proyecto cinematográfico; sin embargo, el proyecto no vio la luz y Mackintosh los recuperó. Años más tarde, cuando surgió la oportunidad de trabajar con la productora Working Title Films y ante el interés de Tim Bevan y Eric Fellner, el proyecto comenzó a tomar forma y Mackintosh empezó a trabajar seriamente con ellos en la producción de uno de los espectáculos más grandes del género.
Poco a poco, el equipo de producción se fue conformando y la película parecía tener un claro futuro. El guión de la misma se encargó aWilliam Nicholson (Gladiator, Tierras de penumbra, Elizabeth: la edad de oro) y la dirección a Tom Hooper (El discurso del rey), realmente interesado y rápidamente implicado en el proyecto. Después de ver el musical, el director leyó el guión de Nicholson y le emocionó tan intensamente que acabó llorando. Hooper, que acababa de ganar un Oscar a la mejor dirección por El discurso del rey, quería que su siguiente película fuese aún más emotiva, quería mostrar de la manera más intensa la aventura emocional que suponía el musical.Transición del teatro a la gran pantallaA pesar de la magnífica versión teatral que en su día hicieron Claude-Michel Schönberg, Alain Boublil y Jean-Marc Natel (después llevada a los escenarios ingleses por Mackintosh), la adaptación de la novela de Victor Hugo no acababa ahí. Tanto Hooper como los productores estuvieron de acuerdo en que había muchos conceptos de la novela que podían ser recuperados en su adaptación cinematográfica; una libertad que les permitía fijarse en detalles obviados en el teatro, como la relación entre Valjean y Cosette o la aparición de la pequeña Eponine como hija de los Thénardier. “Es una obra maestra colosal y tuvimos que adaptar el musical para pasarlo al cine”, señala Hooper, que añadió tener el consentimiento de los creadores para reinterpretar la obra y no hacer una mera filmación de la misma.
Aun así, el esfuerzo valía la pena pues todos y cada uno de ellos ansiaba interpretar su papel y participar en un musical que hacía tiempo que formaba parte de sus vidas. Empezando por Jackman, para él que Los Miserables es como un talismán, siendo la canción Stars la escogida para una de sus primeras pruebas después de graduarse en la escuela de Arte Dramático, en la que consiguió el papel. Anne Hathaway, por su parte, vio a su madre interpretar el papel de Fantine con tan sólo siete años, por lo que sentía el papel y el sufrimiento de la protagonista muy cercano. Eddie Redmayne también vio la obra a esa edad y desde entonces siempre quiso interpretar al pequeño Gavroche, que se convirtió en todo un héroe para él. Igualmente Amanda Seyfried, que conocía el musical desde los 11 años, y por supuesto Samantha Barks, Eponine en los escenarios durante un año en el West End y en la representación del 25 aniversario en el O2 Arena de Londres. La única nota discordante fue Russell Crowe, que al parecer rechazó inicialmente el papel de Javert. “No me gustó el personaje en el teatro, no me emocionó; me pareció muy simplista y no podía entender las conclusiones a las que llegaba”. Casualmente, él y Hooper se encontraron en Londres y después de hablar sobre el personaje, las preguntas se convirtieron en su responsabilidad. Él debía encontrar las respuestas a las dudas de Javert, debía saber qué razones son las que le mueven a hacer una cosa u otra, cuáles son sus principios, su moral, y por qué decaen. Sacrificio y tesón interpretativoPara un ejercicio interpretativo de tal calibre, leerse la novela de Victor Hugo no bastaba. Cada uno de los actores tuvo que trabajar al máximo para dar vida a sus personajes, para traspasar su sufrimiento, su dolor, su amor y odio al espectador. Empezando por conocer al personaje, entenderlo, y hacerlo suyo, integrarlo en sus personalidades. El reticente Russell Crowe viajó a París para visitar la casa de Victor Hugo. Aunque en ese momento estaba cerrada, la encargada le reconoció y le ofreció una visita personalizada. Fue allí donde Crowe empezó a comprender al personaje, donde supo que Valjean y Javert partían de un mismo hombre, un convicto que se convirtió en inspector y que inspiró al escritor para crear los dos antagonistas principales.
En el momento del rodaje en el set, los actores llevaban un auricular en la oreja por el que podían escuchar el acompañamiento pianístico que tocaba la melodía en la sala de al lado. De este modo, únicamente se grababa la voz interpretada para después añadir la música orquestada en la posproducción. El método suponía un duro trabajo, teniendo en cuenta que la película es toda cantada. Samantha Barks tuvo que repetir 15 veces el tema On my own; Eddie Redmayne estuvo 21 tomas sin parar cantando Empty chairs at empty tables; de igual modo Anne Hathaway, que repitió y repitió el tema I dreamed a dream durante ocho horas hasta que Hooper se dio cuenta que la versión más desgarradora y la que quería para el film era la cuarta toma. Todos los actores trabajaron durante más de dos meses con un entrenador vocal realmente estricto, que no les permitía beber nada que no fuese agua con limón o miel. Un ejercicio vocal impresionante para todos los actores, que no se podría haber hecho sin ese entrenamiento previo y realmente intenso. “Durante el rodaje cantábamos todo el tiempo, es otro tipo de disciplina. Había que cuidarse mucho para no perder la energía”, explica Samantha Barks. Diseño de producción: decorados, localizaciones y vestuario
No contentos con ofrecer al público una gran experiencia musical, director y productores estaban decididos a crear también una gran experiencia visual. La novela de Victor Hugo retrata perfectamente el París del siglo XIX, sus calles y edificios, y la película debía retratar lo descrito de la manera más realista posible. “Por un lado queríamos rendir homenaje al musical y lo conseguimos mediante decorados muy teatrales, con mucho color y textura, pero también queríamos que fuera creíble. Si no era realista, el drama y el dolor de los personajes no serían tan conmovedores”, afirma la diseñadora de producción Eve Stewart. Aunque la primera escena en el dique se rodó en el muelle de Portsmouth y el camino de Valjean hacia Digne fue rodado en las montañas de Gourdon, al sur de Francia, la mayor parte de la película se filmó en los decorados que se prepararon meses antes del rodaje, como la fábrica donde trabaja Fantine o el hospital donde muere, construidos en Chatham. Para construir los decorados de la pequeña ciudad francesa de Montreuil-sur-Mer, de donde es alcalde Valjean, se tardaron ocho semanas y se inspiraron en dibujos de Gustave Doré. Para los muelles de las prostitutas, se ensuciaron las paredes para que parecieran carcomidas por la suciedad y se impregnaron con algas llegadas de Escocia, así como 10 toneladas de barro, arena y caballa.
Los Miserables: ¿musical oscarizado?No hay duda de que el trabajo de todos y cada uno de los integrantes del proyecto ha sido excepcional. La implicación y la pasión de todos han dado como resultado un musical extraordinario, lleno de sentimiento, que llega emocionar hasta el corazón más frío. Las canciones vuelven a las calles, las melodías no se marchan de las cabezas y todos quieren repetir una segunda, o por qué no, tercera vez en la sala, para volver a desgarrarse con el sufrimiento de Fantine, enamorarse como Marius, Cosette y Eponine, y luchar con la revolución del pueblo y los estudiantes. Aunque evidentemente hay opiniones diversas, nadie pone en duda la capacidad de Tom Hooper frente las cámaras ni la capacidad de los actores en su interpretación, en este caso también musical. Todos quedan maravillados por las voces que estos grandes artistas ocultan, que sin duda podrían explotar más a menudo.Los Miserables de momento acumula tres Globos de Oro (mejor película comedia o musical, mejor actor y mejor actriz secundaria comedia o musical) y 8 nominaciones a los Oscar. Falta por ver cuántos se lleva esta noche en una gala que seguro sorprenderá. ¿Será un éxito total o las expectativas superarán la realidad? Con premios o no, el musical de Tom Hooper ha pasado ya a nuestras memorias.