Cada día que pasa Mariano Rajoy dispone de más misiles de ataque contra su oponente socialista, Pérez Rubalcaba, cuyo programa de izquierda va desmantelándose con las decisiones económicas y políticas de Rodríguez Zapatero, y con las sospechas sobre otros líderes, como José Blanco.
Rajoy cuenta ya con el misil de las negociaciones del PP con los enviados de Barack Obama, en las que se les garantizó su apoyo al escudo naval antimisiles estadounidense que se instalará en Rota, Cádiz.
Dando por cierto el triunfo de Rajoy, Washington exigió que Z. aprobara la iniciativa antes del relevo para evitar las campañas de agitación que buscan ya quienes se creen vencidos, modelo “¡OTAN, No, Bases Fuera!” y “Nunca Máis”.
Sin que Rajoy tuviera que esforzarse España ha vuelto al redil del occidentalismo proamericano del que lo alejó Z. al huir de Irak y recomendarle luego a casi cuarenta aliados de EE.UU. que escaparan también de allí.
Demanda que sentó incluso peor en EE.UU. que la misma huida. El senador Joe Biden, calificó a Zapatero como insensato e inmaduro.
Ocurre que Biden es ahora vicepresidente y quien le advirtió a Obama que se alejara de Rodríguez: por eso nunca vino a España.
Ni siquiera la disolución de ETA que anuncia Xabier Arzalluz para antes del 20N cambiará la tendencia favorable al PP, que cuenta con otro misil: la gasolinera de Guitiriz, Lugo, donde se vieron discretamente José Blanco y el empresario farmacéutico Jorge Dorribo, que acusa al socialista de recibir mordidas a través de un primo testaferro, Manuel Bran.
Los sabuesos del PP investigan los bienes de Blanco –distintas viviendas, o trajes Camps-- adquiridos a su nombre u otro, y que podrían no corresponder a su humilde origen ni a su vida laboral, que es de político socialista únicamente.
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SALAS