Los mismos derechos para todas

Por Daniela @lasdiosas


Organizaciones de la sociedad civil garantizan que los niños y niñas nacidos en familias homoparentales sean inscriptos adecuadamente. Este sector reclama el reconocimiento de las familias LGTB cuyos hijos nacieron antes de la ley de matrimonio igualitario. Es de difícil resolución la situación de las personas que se separaron y desean un reconocimiento legal del vínculo con su hijo o hija.

La Ley de Matrimonio Igualitario lleva 10 meses de vigencia. En este tiempo seis parejas de mujeres que contrajeron matrimonio y tuvieron hijos legalizaron sus maternidades, igualando los derechos de sus niños y niñas a los de las parejas heterosexuales en cuanto a herencia, manutención y diversas políticas sociales, según informó Florencia Gemetro de Leamadres. Las nuevas partidas de nacimiento se completaron en registros civiles de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el conurbano bonaerense y la provincia de Entre Ríos.

Vicente es el nombre del primer niño nacido en un vínculo de mujeres reconocido en una libreta roja de matrimonio. Nació en septiembre del año pasado. Verónica, una de sus dos mamás, cuenta a Artemisa Noticias que 'al salir la ley nosotras estábamos de 8 meses y ya habíamos hablado con abogados justamente para prever situaciones que nadie quiere vivir, pero que hay que planificar. Nuestro proyecto iba con ley o sin ley, pero la ley nos simplificó la existencia. Nos dio una gran tranquilidad y a Vicente le posibilitó tener los mismos derechos que cualquier otro chico'.

Hubo dos situaciones negativas en el momento de anotar al niño, según su madre. El Registro Civil exigió la presencia de las dos mamás, cuando en una pareja heterosexual la presencia de una de las partes es suficiente. 'Nos presentamos las dos pese a que mi pareja tenía una situación complicada. De acuerdo a la ley no se debería haber hecho esta diferencia. Pero la inscripción de Vicente fue la primera experiencia para nosotras y para las autoridades del registro, la misma asentaba un precedente', explica Verónica.

Las autoridades del Registro Civil tampoco aceptaron inscribir a Vicente con los apellido de sus dos madres, pese a que ellas los solicitaron. Argumentaron que legislación sobre los nombres lo permite sólo en caso de adopción.

Hoy día la adecuada inscripción de los niños y niñas nacidos en matrimonios de mujeres es posible por el seguimiento de la implementación de la Ley de Matrimonio Igualitario que realiza Lesmadres junto a 100% Diversidad y Derechos y el CLES, en el marco de la campaña ‘Todas las familias con todos los derechos’. Gemetro explicó que 'los funcionarios no sabían cómo debían inscribir a los primeros niños, desconocían la ley y también se resistían. Lesmadres viene trabajando con un equipo de profesionales en derecho civil y derecho de familia, por eso nos acercamos a los registros de las personas y ofrecimos nuestros conocimientos técnicos sobre la aplicación de la ley en esta materia. Tuvimos un proceso de conversaciones hasta que logramos que los niños sean anotados correctamente. Hicimos un trabajo de seguimiento muy fuerte con el Registro Civil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y luego transmitimos estas primeras experiencias a las diferentes jurisdicciones que debían inscribir niños y niñas nacidas en comaternidad'.

El artículo 36 de la nueva legislación federal (Ley 26.618) determina que la inscripción de los hijos e hijas deberá contener ‘en el caso de hijos de matrimonios entre personas del mismo sexo, el nombre y apellido de la madre y su cónyuge’. Las organizaciones civiles lograron el cumplimiento de este mandato y unos mellizos nacidos en abril fueron los últimos niños en ser beneficiarios.

Antes del matrimonio igualitario

Existen unas 300 familias con niños y niñas nacidas antes de la sanción de la nueva legislación sobre matrimonio, según el Registro Nacional de Familias LGTB con hijos e hijas lanzado por Lesmadres en marzo de este año, en el marco de la campaña ‘Todas las familias con todos los derechos’.

Florencia Gemetro indicó que 'los niños de las mamás que está en pareja, pero el vínculo no está legalmente reconocido, tienen limitado el acceso a políticas sociales o previsiones sociales como la obra social. Además no tienen acceso a derechos de herencia o de manutención en caso de separación. Tampoco cuentan con respaldo legal en el caso de la muerte de la madre biológica'.

Con el objetivo de que todas las familias LGTB con hijos e hijas vean reconocidos sus derechos, se impulsaron reuniones con funcionarios del Ministerio del Interior. En agosto del año pasado las tres organizaciones involucradas fueron recibidas por el viceministro Marcio Barbosa. Allí se habló de un decreto o una resolución ministerial que iguale los derechos de los niños y niñas nacidas antes de la sanción de la ley de matrimonio igualitario. Pero desde Vocería del Ministerio, a cargo de Mario Caputo, se indicó que este tema sigue sin ser resuelto.

El vacío legal parece irresoluble en el caso de las madres no biológicas que actualmente no mantienen el vínculo con quién fue la madre gestante. Mónica Aguirre tuvo a su hija en comaternidad en abril de 2002, pero un año y medio más tarde la relación de pareja con la madre gestante terminaba.

'Mi hija fue un bebé muy deseado, buscado, muy querido por nostras y por nuestras familias. En ese tiempo no teníamos necesidad de legalizar nuestro vínculo. Cuando fuimos al Registro Civil ni siquiera se me ocurrió anotarla con mi apellido si bien soy la madre no biológica. Naturalizamos el hecho de que llevara sólo el apellido de la madre biológica. El problema, al menos para mí, comenzó cuando decidimos separarnos, me di cuenta que no tenía nada que legalice mi vínculo con la nena', recuerda Aguirre.

Como primera medida ambas mamás establecieron un régimen de visitas favorable a Aguirre. 'En ese momento no tenía modelo en el que mirarme y asumí que la niña debía quedarse con la madre biológica. Pero tenía pánico de pasar a ser sólo Mónica, la que hace las visitas dos veces por semana. Mi primera gran necesidad fue el reconocimiento de mi rol de madre. No me cabía el rótulo de tía, ni el de madrina, ni el de amiga. Finalmente mi hija empezó a llamarme ma', relata Aguirre, quién explica que cuando comenzó su relación con su ex pareja en 1996 ni siquiera se hablaba de casamientos entre personas del mismo sexo. Cuando nació la pequeña tampoco se lo plantearon.

'Me di cuenta del vacío legal cuando me separé', insiste Aguirre que en un primer momento pidió la tutoría de la pequeña, pero no logró ningún avance en ese sentido. Hoy día goza de obligaciones y derechos respecto de su hija en tres ámbitos: la familia, la escuela, la institución médica. Pero este arreglo no tiene respaldo legal y depende únicamente de la voluntad de la madre biológica. 'Actualmente la ley no me está dando el mismo derecho que otra madre a hacerme cargo de mi maternidad elegida, ni a mí ni a mi hija', concluye.

Por Alejandra Waigandt

Fuente: Artemisa Noticias