Los monos de Nagano

Por Amoreno
Continuando con el anterior post, os decía que el motivo de la escapada a Nagano fue principalmente tomarnos unos días de descanso y hacer algo de turismo por la zona. El principal aliciente era visitar el Parque de los monos de Jigokudani. Aprovechando que era invierno podríamos conocer una colonia de monos salvajes que habitan en las montañas nevadas.

Llegar hasta allí no fue tarea fácil. Ibamos sobre aviso de que podríamos encontrarnos tramos nevados en la carretera así que habíamos salido desde Tsukuba con un coche preparado con neumáticos de invierno.

Y en efecto, los últimos kilómetros desde el pueblo de Yudanaka, donde habíamos pasado la noche, hasta los alrededores del parque, la zona de Kanbayashi, fueron conduciendo sobre nieve. Una experiencia bastante curiosa y algo distinta a otras veces que he circulado con cadenas en las ruedas.

Desde el aparcamiento hasta la entrada del parque hay una cuesta de varios cientos de metros que se puede subir andando.

Una vez allí, hay que continuar por un sendero de dos kilómetros que atraviesa el bosque. Esta es la única vía de acceso a Jigokudani (地獄谷), que literalmente significa "Valle del Infierno" por tratarse de una región montañosa de actividad volcánica. Al entrar en el bosque la temperatura desciende considerablemente, por lo que se recomienda ir bien abrigados.

Situado a una altura de 850 metros, el valle se encuentra permanentemente cubierto de nieve durante cuatro meses al año. En la base del valle, a los pies del río Yokoyu, se sitúa el ryokan Korakukan, un hotel rústico que desde 1864 ofrece alojamiento y dispone de fuentes de aguas termales naturales, denominados onsen, para sus huéspedes.


Llegados a este punto podemos comprender porqué lo llaman el "Valle del Infierno". A los lados del río vemos chimeneas por las que sale vapor y agua hirviendo de las entrañas de la tierra. La temperatura supera los 100 °C.

Al final del camino llegamos al fondo del valle. Una vez allí, tras pagar rigurosamente ¥‎500 podemos acceder al famoso rotenburo donde se encuentran los monos, casi siempre rodeado de turistas y aficionados a la fotografía.

Un rotenburo es sencillamente un onsen al aire libre. La historia cuenta que los habitantes de Yudanaka construyeron hace cientos de años un rotenburo en este valle para beneficiarse de las propiedades de las aguas termales de origen volcánico, una tradición muy arraigada en Japón que ya expliqué anteriormente. La gente venía desde el pueblo y recorría el sendero de dos kilómetros para llegar hasta aquí simplemente con la excusa de disfrutar de un agradable baño y hacerlo con vistas a un espectacular paisaje de desfiladeros y cumbres repletas de nieve.

Un buen día, en torno a 1960, descendieron de las montañas los monos de cara roja que habitan en sus bosques y contemplaron a los humanos tomando un baño de agua caliente a la intemperie. En un principio se limitaron a observarles pero más tarde, y como es costumbre en ellos, decidieron imitarles y se introdujeron también en el agua comprobando lo bien que se estaba allí dentro cuando fuera hacía un frío del carajo.

A los humanos al principio aquello les debió de parecer muy gracioso pero con el tiempo pensaron que no era apropiado compartir el baño con sus parientes más cercanos, así que construyeron un rotenburo al fondo del valle sólo para los monos. Irremediablemente pasó a convertirse en una atracción turística.

Esta especie de macaco, Macaca Fuscata, habita en los bosques y montañas de las islas japonesas. Aparte de los humanos, es el único primate capaz de vivir tan al norte del hemisferio. En Japón habitan varias especies de monos pero esta es una especie nativa y se encuentra adaptada al frío clima que sufre la parte norte del archipiélago durante el invierno, y que puede llegar hasta los -15 °C.

Para soportar mejor estas temperaturas el animal se encuentra recubierto de un espeso pelaje excepto en la cara, las nalgas y las palmas de las manos y los pies. En estas partes del cuerpo se concentra una gran cantidad de vasos sanguíneos que les ayudan a mantener el calor y ello les confiere el característico color rojo que les da nombre. Los monos de cara roja están considerados una de las especies de monos más inteligentes. Se demuestra por el hecho de que aprendieron a localizar fuentes de agua caliente en las que sumergirse para protegerse del frío.

Resulta muy curioso ver a los monos relajándose en onsen y echando una cabezadita, una costumbre que desarrollamos primero nosotros los humanos.

A pesar de tratarse de monos salvajes, están más que acostumbrados a la presencia de personas a su alrededor y uno puede fotografiarles incluso desde cerca. No obstante, a la entrada del parque explican ciertas normas que deben seguirse para no asustar ni molestar a los monos. No se deben tocar, ni gritarles, ni hacerles gestos agresivos como enseñar los dientes, ni tampoco quedarse mirándolos directamente a los ojos. Si se sienten amenazados, son capaces de morder y arañar para defenderse. Tampoco conviene asustar a las crías, por mucho que parezcan inofensivas, ya que pueden pedir ayuda a un ejemplar adulto. Por último, está prohibido darles comida, ya que esto podría alterar no sólo su dieta sino también su comportamiento, confiando en que los humanos les proporcionen alimento en lugar de conseguirlo por ellos mismos. Siguiendo estas normas uno puede acercarse al rotenburo y contemplar a los monos el tiempo que desee.

Además de disfrutar de un baño caliente para mantener el calor corporal, los monos aprovechan para limpiarse y quitarse parásitos del pelo.

Aquí se puede apreciar que los monos son animales sociales y además de convivir en grupo suelen entablar relaciones con monos de diferente o del mismo sexo. El carácter de estas relaciones puede ser afectuoso o simplemente de amistad. Los monos que mantienen una relación a menudo comparten comida o se desparasitan el uno al otro. Esto también se asemeja al comportamiento que siguen los humanos.



La naturaleza social de los monos no se limita a las relaciones en pareja sino que también existe una estructura social. Cada grupo consta de unos 30-40 individuos, los cuales mantienen una jerarquía matriarcal que se transmite entre hembras de generación en generación. Dentro del grupo hay machos alfa que actúan como líderes y protectores. En Jigokudani se dan cita varios grupos de monos, cada uno con su propia familia real.

Algo que suele pasar inadvertido para muchos de los turistas que visitan el parque es que no todos los monos pueden meterse en el agua caliente, sino que únicamente los monos de mayor rango de cada grupo y sus familias tienen ese privilegio.

El resto de monos de la manada están condenados a pasar frío a la intemperie, lo cual puede llegar a suponer incluso la muerte en los inviernos más duros.

En ocasiones surgen enfrentamientos por intentos de los monos de inferior rango de acceder al rotenburo, en especial las crías que todavía desconocen la jerarquía dentro del grupo. Esto obliga al macho alfa a estar siempre vigilando y llegado el caso imponer su autoridad.

Llegan las 12, hora del almuerzo. Un hábito que también es costumbre entre los monos que viven en el parque. Las familias de mayor rango de nuevo gozan de ciertos privilegios, un cuidador se acerca todos los días a echarles comida en el estanque.



Esta cría perteneciente a una familia real probablemente no sea consciente de la suerte que tiene. Afuera, donde la temperatura es inferior a 0° grados, los demás monos tienen que conformarse con lo que encuentren para comer en el suelo. Principalmente cortezas de árbol, hojas, raíces y semillas. Cuando llega la noche, toda la colonia regresa junta al interior del bosque para encontrar refugio.

La experiencia de visitar la colonia de monos de cara roja es muy interesante. Permite ver de primera mano el comportamiento de una de las especies más inteligentes de primates y comprender que se asemejan a nosotros más de lo que creemos, no solamente en los gestos y en las acciones que imitan, sino también en esa curiosa jerarquía social que divide el grupo injustamente en privilegiados y no privilegiados. Una barrera que a pesar de la evolución de nuestra especie tampoco hemos conseguido eliminar completamente.

Aparte de eso, una caminata por las montañas de Nagano en pleno invierno no deja de ser un espectáculo para la vista.
Una excursión totalmente recomendada.