Sí señor. ¡Viva la alegría y el compañerismo! Y es que la Comunidad Valenciana está de fiesta aunque no haya para alpiste. Unas cortes valencianas, ejemplo de políticos y de buen hacer, son el reflejo de este País Valenciano, dejado de la mano de dios y puesto en manos de lamentables y desvergonzados peperos, cuya máxima afición es la corrupción y dilapidar los recursos públicos.
Porque aquí vale todo, se han gastado todo y más en las tres provincias, se ha encontrado corrupción por doquier. Tanto que por presuntos delitos hay ni más ni menos que 9 imputados de los 55 diputados peperos, por varios delitos. ¡Y no pasa nada! Salvo Rafael Blasco (que hace el número diez) que ha renunciado temporalmente a su puesto, todos los demás ejercen, lo que representa que casi un 20% de los parlamentarios valencianos peperos son cortesanos imputados.
Pero no se conforman sólo con eso. Además actúan con un corporativismo que ralla lo surrealista. Resulta que de los 55 diputados del PP, 45 han decidido pedir el indulto de uno de ellos: Pedro Hernández Mateo, exalcalde de Torrevieja que ya ha sido condenado a tres años por prevaricación y falsedad documental, y que está a la espera de entrar en prisión.
Pues nada, ellos tan campantes, tan suyos, cual mosqueteros –todos para uno y uno para todos— han decidido defenderse a capa y espada. Aunque ello lleve aparejado hacerse cómplices del delito, eso para ellos no tiene la menor importancia, lo que pretenden es salvar a su compañero antes de que entre en prisión, quizá por aquello de que cuando las barbas de tu vecino veas pelar, echa las tuyas a remojar.
Luego se la cogen con papel de fumar porque el diputado de la CUP en el parlament catalán, llamó a un pepero de pro: Rodrigo Rato, gánster. Pero, no les importa, ellos contestarán es: ‘Uno de los nuestros’.
Salud y República