Liberado de sus ataduras con Valenciana, Gago pudo centrarse en Maga, donde para sustituir a Purk ideó otra serie de ambientación prehistórica, Piel de Lobo (1959), con guion de Juan Antonio de Laiglesia, que ya había introducido dinosaurios junto a Leopoldo Ortiz en la serie de Maga Audaces legionarios (1958), rebautizada El capitán Rey a partir del cuadernillo #33, y volvería a hacerlo en Huracán (1960), con dibujos de José Ortiz y Manuel López Blanco. La prehistoria en Piel de lobo es un mero pretexto para dar entrada a toda suerte de seres fantásticos [1], aparte de dinosaurios, claro. Todavía en 1962, Gago lanza otro tebeo prehistórico-fantástico con dinosaurios, asumiendo en esta ocasión la autoría completa: Castor. Pero esta serie se encuentra con una coyuntura que complicará su continuidad (y la del propio autor), ya que los tiempos estaban cambiando.
Pero sería injusto decir que fue la censura la que acabó con los tebeos de Maga, puesto que sólo le dio la puntilla. Esta editora se había especializado en cuadernillos de aventuras y carecía de cabeceras de humor o revistas de historietas variadas, lo que provocó la caída de la empresa en el momento en que aquellos dejaron de resultar del interés del público [3]. El factor decisivo en este cambio fue la irrupción de la televisión, que se impone en muy poco tiempo como medio de masas, desplazando el centro de atención del público [4]. De hecho, en 1966 también Valenciana tuvo que suprimir las aventuras de El guerrero del antifaz. Un nuevo intento editorial de Gago, Ediciones Gogar (1966) fracasó antes de cumplir el año. El tiempo de los cuadernillos de aventuras había pasado.
-----[1] López Porras, M. (2011) “Piel de lobo”, una de las obras más logradas de Manuel Gago. Gibralfaro 70 (2): 17.[2] Sanchis, V. (2010). Tebeos mutilados. La censura franquista contra la editorial Bruguera, Ediciones B.[3] Porcel, P. (2010) Tragados por el abismo. La historieta de aventuras en España, Ediciones de Ponent, Alicante.[4] Televisión Española comenzó sus emisiones en 1956. A comienzos de los sesenta los aparatos receptores no superaban los cincuenta mil en todo el país, pero en 1966 se estiman entre 1,5 y 2 millones de aparatos, lo que equivaldría a cerca de un tercio de los hogares españoles (Rueda Laffond, 2005). La industria del cómic fue la principal víctima de este éxito. Si 37 editoriales de tebeos publicaron 141 títulos en toda España en 1950, en 1966 sólo quedan 27 editoriales, responsables de 73 títulos (Moix, 2007).[5] Fernández Martínez-Portugués, R. (2011) Héroes de antaño: personajes del cómic español en la posguerra. (PhD Thesis, Universidad Complutense de Madrid, Madrid).[6] Soriano Izquierdo, J. (1981) “Sobre la obra de Manuel Gago. Su legado”, en Homenaje a Gago, 43. Editorial Valenciana.