Y lo han vuelto a hacer. Les da igual lo que ocurra a su alrededor que ellos van, como siempre, pisando fuerte como Atila y con el beneplácito de los países más influyentes del planeta. Me refiero a Israel y a su querencia por levantar muros para aislarse del mundo pero contando con él. Esta semana han comenzado a construir uno de un kilómetro de largo por cinco metros de alto en la aldea de Metula para separarla de la localidad libanesa de Kfar Kila. Pero lo más alucinante es que lo hacen, según dicen, para evitar choques futuros entre los habitantes de ambas poblaciones. Y lo más, de lo más, es que serán los soldados españoles destacados en el puesto de dicha localidad, quienes vigilen que no se produzcan violaciones de la llamada “línea azul”, establecida por Naciones Unidas como demarcación entre ambos países.
La UNIFIL(La misión de las Naciones Unidas en Líbano), ya ha salido al paso diciendo que la construcción del muro puede elevar por sí solo la tensión en la zona.
Y yo me pregunto. ¿Es necesario que se diga algo tan obvio? Es necesario que la comunidad internacional, con la ONU a la cabeza tenga que hacerles el trabajo sucio en vez de dar un puñetazo encima de la mesa y evitar tan maño desaguisado? Hace casi 25 años fuimos capaces de tirar un muro, el muro de la vergüenza que durante décadas separó familias enteras porque a unos locos se les ocurrió levantarlo. No dejemos ahora que otros locos, igual de peligrosos, vuelvan a las andadas