Por Jorge Luis Vidal
Al haber conocido profundamente y en su propio territorio colombiano el manejo y estructura de los carteles de la droga (ahora por su atomización lenta y paulatina denominados clanes de droga) se me permite llamar la atención sobre algunas consideraciones que tanto los gobiernos como la prensa dan como ciertas.
Aquí en Argentina escuchamos hablar del desbaratamiento de bandas narcos, bandas criminales narcos, peligrosas bandas desarticuladas y fuertemente armadas que comercializaban drogas, por ejemplo. También llega a nuestros oídos la información de la destrucción de infinidad de lugares denominados bunkers de droga, dando a entender que serían lugares fuertemente protegidos y armados donde se lleva a cabo una serie de ilícitos relacionados a la venta y comercialización de estupefacientes.
Ante esto, vale una aclaración basada en la experiencia en el terreno y mis contactos profesionales con la Dirección Antinarcóticos de la Policía Nacional de Colombia (DIRAN), en la tierra que fue otrora del Patrón Pablo Escobar y de los hermanos Rodríguez Orejuela.
Ni nuestros narcos criollos tienen la categoría y peligrosidad de los exportados por Colombia, ni los bunkers son tales, quizás más parecidos a kiosquitos de paredes de ladrillo hueco donde venden papelitos o dosis de cocaína estirada.
Hace una década, cuando comencé a interiorizarme y aprender de las experiencias colombianas, nuestro país dormía o se hacía el dormido ante tal flagelo transnacional. Me dijeron allí mismo, conociendo la real situación de su país y lo que es más sorprendente la nuestra propia, que "hiciéramos algo ya, que estábamos inactivos, que pusiéramos manos a la obra, que si no lo hacíamos cuando el narco se decidiera a desembarcar en nuestro país, no estaríamos preparados y seriamos presa fácil de ellos y su accionar... que estos tenían el poder económico de 'doblar' voluntades de todo tipo y obtener mediante el dinero o el terror lo que quisieran...". Desde hace tiempo trato de volcar esas lecciones recibidas y volcarlas en los oídos que desean escuchar y hacer las cosas en el sentido correcto.
En su paso por Argentina, el General José Mendoza Guzmán (quien venía de ocupar recientemente el cargo de subdirector Nacional de la Policía de Colombia y con anterioridad a ello director nacional Antinarcóticos de esa misma policía) dio una exposición magistral en el marco de la Primera Jornada Internacional sobre Políticas Públicas de Seguridad y Lucha Contra el Narcotráfico, que impulsé en la Universidad Católica Argentina, en Puerto Madero.
Ante la requisitoria de los medios periodísticos dijo: "Argentina puede convertirse en un paraíso narco, deben seguir trabajando para que ello no suceda".
En síntesis, no creamos que estamos luchando contra "los narcos" y sus clanes transnacionales. Los que denominamos en estas pampas como narcos o bandas narcos -los monos en Rosario, entre otros-, no son más que delincuentes comunes que se dedican a la venta de estupefacientes, y así y todo complican la existencia de nuestras fuerzas de seguridad.
Estemos atentos, en breve tendrán la necesidad de desembarcar con toda la flota en nuestro país. Sería terrible no actuar y que ellos lleguen, utilicen y/o desplacen en estos negocios a los locales, con un mayor despliegue y violencia.
Fuente Periodico Tribuna