Una asunción poco concientizada
En el mundo de los negocios, al menos protocolariamente, se ha asumido que la política forma un mundo aparte e incluso opuesto al de los negocios, si se piensa este como la única y verdadera forma de generar progreso y bienestar en la sociedad. Sin embargo, de hecho, es la política la que posibilita la iniciativa y la propiedad privada, porque la política es mucho más que políticos, son ideas que conforman sistemas morales que implican una noción de lo que es bueno y malo para la sociedad en su conjunto.
Es un grave error, además de ser sumamente reduccionista, pensar que la única forma de trabajo, verdaderamente útil, es la que se lleva a cabo en la iniciativa privada, entendiendo a esta como la única fuente de generación de riqueza y a los funcionarios públicos como un mal necesario al que tenemos que mantener con nuestros impuestos. Pero, la generación de la riqueza, antes de ser producto de la iniciativa y virtudes de los individuos, es posible a una serie de condiciones morales, entre las que se incluyen las normas, las costumbres y las leyes, además del patrimonio acumulado por la sociedad; nadie podría tener un restaurante en un lugar con las normas jurídicas mínimas necesarias para hacer valer los derechos y las obligaciones de las personas, o por otro lado, un pequeño emprendedor no podría pensar en abrir un restaurante en una localidad donde el gobierno no ha construido las vías de comunicación y la infraestructura necesaria, ya que le costaría mucho más que la simple construcción y operación del mismo, sin contar, también, por su puesto, el patrimonio personal, fruto de igual forma de los recursos que estuvieron a su disposición, previamente. No obstante, más allá, de las evidentes posibilidades que brindan una serie de condiciones previas para uno u otro negocio, está el hecho de que el ejercicio del comercio privado al oponerse o ser indiferente a la política, está haciendo política, ya que esta no solo se compone de ideas sino también de acciones, actitudes y comportamientos; todo comportamiento de indiferencia u hostilidad hacia la política trae implícitas una serie de ideas que conforman un sistema moral; el caso más claro es el del famoso anarcocapitalismo que propone una sociedad sin gobierno.
La política posibilita o no, los negocios
Por lo anterior, toda idea de un proyecto político forma una etapa anterior en la configuración y posibilidades de trabajo en una sociedad, entre las que se incluyen la libre elección de trabajo llevado a cabo, independientemente.
Dicho esto, surge la siguiente pregunta, ¿Hay una corriente política de los empresarios?, sí, pero más bien, se formula al revés, los empresarios forman parte de una corriente política, y vuelvo a repetir, esto es así porque la forma de trabajo es después de una idea política. Podríamos decir que no existe como tal, en la actualidad, a excepción del comunismo, alguna corriente política que predetermine el desarrollo de todas las formas de trabajo independiente posibles. Empero, detrás de las corrientes políticas dominantes existen sistemas morales y doctrinas, entre ellas, la más importante, en la actualidad, es la de la globalización por un lado y el nacionalismo por otro. Ambas con sus variantes de acuerdo al lugar y al país. En el caso de México, la globalización ha ido acompañada de un estado de derecho débil, poca inversión en infraestructura y un alto grado de apertura comercial, lo que ha dificultado mucho que el país crezca de una forma pareja y se acentúen las desigualdad. Mientras que el nacionalismo, toma en México, por lo menos en su manifestación histórica, una deficiente calidad de los servicios, un estado de derecho débil y un crecimiento económico más o menos parejo.
Conclusión
Como conclusión y de forma general, a todo empresario y pequeño emprendedor, le deben importar y estar al tanto de los proyectos políticos, así como de sus sistemas morales subyacentes, no solo para identificar aquellas que podrían obstaculizar o disminuir sus ganancias a corto plazo, sino las que le podrían obstaculizar y a sea por coacción (en el peor de los casos) o por costumbre y asimilación cultural la posibilidad de hacer más y crecer más, como persona y en sociedad.
Para no ir más lejos, cuando hacemos una planeación estratégica, estamos estudiando la realidad política y no solo para acoplarnos a ella, sino para incidir en ella