En el "Libro de la selva", Rudyard Kipling nos mostró la historia de Mowgli, quien pronto se hizo famoso, por sus peripecias en la jungla que lo llevaron hasta la gran pantalla de la mano de Disney. Pero, como es usual lo que parece inconcebible y perteneciente solo al mundo ficticio es superado con creces en la realidad.
La historia supera el libro de Kipling con casos impresionantes de niños amamantados por lobos, cuidados por perros o rescatados por simios, en una demostración que ejemplifica la bondad de la madre naturaleza y sus hijos.
Marina Chapman:
Chapman era una pequeña británica que vivía en un pueblo de Colombia con sus padres. Un trágico día
Los secuestradores exigieron a los padres de Marina una alta suma por su regreso, los padres pagaron, pero a cambio los delincuentes, abandonaron a la niña en la selva. Asustada, y completamente sola, la niña no encontraba consuelo. Fue entonces cuando un grupo de monos capuchinos comenzaron a acercarse a ella.
En una ocasión Marina comió un fruto venenoso y comenzó a sentirse mal, uno de los monos que la observaba salió corriendo y regresó con un mono más viejo, que al verla la empezó a empujar hacia un río.
Marina cuenta, que al principio pensó que el mono quería hacerle daño, sin embargo cuando ella comenzó a beber el agua el mono dejó de empujarla y así ella se dio cuenta de que eso era lo que quería. Luego de beber un poco la niña vomitó el fruto que la estaba envenenando.
" Él no estaba enojado, ni agitado, ni hostil cuando me llevó al arroyo... Nunca sabré que fue realmente lo que me envenenó y no tengo idea de cómo el abuelo supo cómo salvarme. Pero lo hizo... simplemente lo hizo" cuenta Chapman.
Por 5 años estos monos cuidaron a Marina, hasta que un grupo de cazadores la sacó de la selva, pero lejos de ayudarla, los humanos la vendieron a un burdel, del que luego de un tiempo logró escapar con ayuda de un vecino. En 2012 Marina Chapman recogió su historia en un libro autobiográfico llamado " La niña sin nombre".
Amala y Kamala:
Fueron vistas por un sacerdote en una cueva de lobos, en 1920. El mundo las conoció como "Las chicas Lobo". El reverendo que las halló las llevó a un orfanato. Los encargados del lugar reportaron que las pequeñas eran sumamente tranquilas, que tenían hábitos nocturnos, ademanes agitados y en ocasiones feroces. Caminaban a cuatro patas, aullaban a la Luna y no sabían hablar. Robaban carne cruda cuando la ocasión se les presentaba, lamían los líquidos y mostraban los dientes cuando las personas se les acercaban.
Las niñas fueron avistadas por primera vez paseando con una loba y sus cachorros como dos más de la manada, luego de muchas dificultades lograron ser " rescatadas". Se estimó que la mayor tendría unos 8 años y la más pequeña 1 y medio.
Sus habilidades eran increíbles, poseían gran capacidad auditiva, veían muy bien en la oscuridad y podían oler carne a una distancia considerable. Nunca dormían luego de la medianoche y durante el día experimentaban grandes dificultades visuales. En septiembre de 1921 ambas niñas enfermaron, y Amala, la más pequeña murió.
Kamala aprendió lentamente algunas palabras y comenzó a relacionarse con las personas alrededor depositando poco a poco su confianza en ellas. En 1929, sin explicación alguna su salud comenzó a deteriorarse y la niña falleció el 14 de noviembre de ese mismo año.
Vanya Yudin:
En 2008, un hallazgo desconcertó a los habitantes de Volgard, Rusia. Un pequeño de siete años fue encontrado viviendo en paupérrimas condiciones, rodeado de jaulas, perchas y alpiste. La madre del pequeño nunca le prestó atención y acostumbraba a dejarlo solo, sin cuidados o nadie que velara por él, salvo decenas de pájaros sueltos. El pequeño Vanya no hablaba, solo movía sus brazos, como intentando volar. Cuando alguien le dirigía la palabra piaba y al no entender lo que le decían agitaba los brazos confundido.
Natasha de Zabaykalsky Kray:
Natasha fue encontrada viviendo en un suburbio de la ciudad de Chita en Siberia. No vivía en la selva, y estaba rodeada de su familia humana, sin embargo sus padres y otros familiares la trataban como si fuese uno más de sus perros.
Cuando fue rescatada en 2009, Natasha tenía 5 años y se comportaba completamente como un perro, olfateaba por doquier, caminaba a cuatro patas, ladraba y gruñía a los extraños. Para poder rescatar a la niña, los trabajadores sociales y la policía tuvieron que usar la fuerza para entrar a la residencia, protegida ferozmente por los perros.
Iván Mishukov :
Iván tenía cuatro años, sus padres los habían abandonado con sus abuelos, pero estos tampoco lo
El niño fue encontrado dos años más tarde y llevado a un orfanato. Las autoridades narran que fue difícil sacarlo de la manada pues los perros lo defendían ferozmente. Iván declara que amó profundamente a su familia canina y que sin ellos no hubiese sobrevivido en las calles tanto como lo hizo. Los perros salvaron su vida y le dieron más protección que su propia familia humana.
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