Eduard von Keyserling
Editorial Nocturna
Colección Noches Blancas
Género/temática: novela, nobleza, relaciones románticas, divorcio
ISBN: 978-84-938013-9-7
Encuadernación: Rústica con solapas
Páginas: 136
Precio: 14,00€
Traducción: Carlos Fortea.
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Melancólica, soñadora, la joven Irma es una de esas personas que contemplan la vida como si de una obra de teatro se tratara y que, en lugar de tomar parte en ella, desempeñan su papel desde el otro lado del telón. Su marido, el barón Ulrich von Buchow, es todo lo contrario: un hombre pragmático y con los pies en la tierra. Mientras Ulrich centra su atención en la finca y la educación de sus dos hijos, Irma siente que, poco a poco, el deseo de cambiar su vida por otra más interesante se va apoderando de ella… hasta que, de improviso, un trágico acontecimiento da un vuelco a la situación y provoca que todos los conflictos lleguen a su punto álgido.
Los niños de los bellos días, última novela de Keyserling y una de las que escribió ya ciego, habla de amor y celos, vacío interior, grandes esperanzas y, a modo de prólogo del divorcio, el fracaso de un matrimonio.
«A Eduard von Keyserling se le ha comparado a menudo con Turgueniev; yo lo asocio también con Kawabata».
Peter Krauss
Eduard von Keyserling nació en el castillo de Paddern, cerca de Hasenpoth (Aizpute), Curlandia, en 1855. Miembro de una antigua y noble familia alemana del Báltico, y familiar del filósofo Hermann Keyserling, estudió en la Universidad de Dorpat, pero fue obligado a abandonar sus estudios debido a un incidente que le alejó de los círculos aristocráticos. Tras mudarse a Viena, continuó estudiando y empezó a familiarizarse con las ideas sociales del naturalismo. Fue entonces cuando comenzó a publicar. Posteriormente se trasladó a Munich, de donde, a excepción de una corta estancia en Italia, ya no saldría. En Munich frecuentó nuevos círculos artísticos, entre los que se encontraban L. Corinth, M. Halbe, R. Kassner y F. Wedekind. Durante esa etapa, escribiría muchas obras de teatro, pero lo que le condujo al verdadero reconocimiento fueron sus novelas. Ya enfermo de sífilis, en 1904 publicó la novela Un ardiente verano (Nocturna, 2010). En 1908 se quedó ciego y hubo de dictar sus últimas novelas —entre otras, Olas (1911) y Princesas (1917, Nocturna, 2010)— a sus hermanas, hasta su muerte en 1918.
Opinión:
Nos encontramos ante un libro corto, tanto que podría decirse casi relato, de Eduard von Keyserling.
Con su particular estilo lúgubre y amor por la naturaleza intenta transmitir los sentimientos de soledad y alegría típicos de las diferentes estaciones.
La baronesa y el barón, muy aislados del resto pasan por una mala época hasta que el barón invita a un amigo suyo a la mansión, Achaz, un vivaracho y alegre hombre que trae la alegría a la familia en esos tristes días. Sin embargo cuando llega el momento de la partida todo vuelve a ser como antes y la familia se vuelve a sumir en profunda tristeza. El barón y la baronesa siguen sin atender a sus hijos como se merecen y pronto les pasará factura, pues el pequeño cae enfermo. Achaz vuelve y la baronesa termina escapándose con él.
Eduard von Keyserling describe a la perfección el sentimiento de angustia de la baronesa por la pérdida, la soledad y el sin sentido de su vida sin caer en el melodrama.
Probablemente lo que más destaca del libro es la constante asociación de la alegría y la libertad a la consonancia con la naturaleza. Aunque el libro es un poco más complejo que todo esto. La psicología de la baronesa es un poco especial y a veces difícil de comprender, no entra en temas psicológicos profundos pero si deja entrever cómo afecta el desarrollo de los acontecimientos a este personaje, figura principal del libro ya que el autor la hace protagonista desde el primer momento dejando en un segundo plano la figura aburrida del barón. Ella es una mujer con pensamientos muy variados y muy emocional que vive en una jaula de la que no puede salir, asume la función de esposa y madre a la fuerza que no parece cumplir pues sus hijos en todo momento se ven aislados de ella, el barón es sólo una sombra que se pasea por la casa y ella pasa las horas mirando a través de la ventana esperando a que pase el tiempo. Cuando aparece un nuevo acontecimiento todo su esquema se reestructura y vuelve a tener ganas de vivir.
Recomendable para los amantes de los clásicos y de los libros con aire melancólico.
Más libros del autor:
Otoño en Berlín (Beate y Mareile)
Valoración:
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