Así terminaba una entrevista que leí hace poco a Catherine L'Ecuyer, autora del libro 'Educar enel asombro'. Ella piensa como yo, que sí, que es bueno que los niños tengan momentos en los que no tienen nada programado por sus padres para hacer. Esos momentos son ideales para fomentar la creatividad, para buscar como entretenerse haciendo cosas diferentes, por si mismos. Últimamente observo con pavor como muchísimas familias planean el 100% de su ocio en función de los niños.
No comulgo con esas agendas por y para los niños exclusivamente, como si los padres tuviéramos que alienarnos como personas para que nuestros hijos estén todo el tiempo ocupados, jugando con otros niños, haciendo cosas y cosas, cosas guay de niños. No me identifico con esas familias que ya solo se relacionan con otros padres de los amigos de sus hijos (para que los niños estén entretenidosy jueguen), me parece el colmo que tus hijos tengan los hilos de con quién te relacionas en tu tiempo de ocio... pero, para gustos los colores ¿he? yo es que soy muy mala madre y además im-perfecta ¡lo tengo todo oiga!
No se trata de no hacer caso a tus hijos, se trata de repartir el tiempo de ocio familiar y si quedas con tus amigos –sin hijos- a comer y tus criaturas se aburren, pues que se busquen la vida, no pasa nada. Creo que como sociedad estamos atontando en muchos sentidos a los niños, cada vez los niños toleran menos el aburrimiento. Me acuerdo cuando de pequeña decía en casa de mis abuelos que me aburría y mi abuelo me decía “pues aburrirse es de tontos”. Aprender a aburrirse o a no aburrirse forma parte de la vida.
En fin, es sólo una reflexión porque vengo observando una sobre saturación del tiempo de ocio de los niños; llega el fin de semana y hay familias que entre cumpleaños de amigos de los hijos, talleres infantiles, ludotecas, quedadas en el campo de los pares de fulano de la clase de piano y demás, están atan volcados en las agendas infantiles que no hay forma de sacarlos de ahí. Entiendo que en gran parte hay un profundo sentimiento de culpa por pasar poco tiempo entre semana con los hijos, es como si quisiéramos compensar que no estamos con ellos tanto como quisiéramos o pensamos que deberíamos y como consecuencia al llegar el fin de semana hay que inventarse mil y una historias por y para los niños. Yo creo que es un error ¿y tu?PD: En el 2009 mis hijas tenían 1 y 3 años y estaban en la edad de pasar las tardes en el parque. Pese a lo que escribí aquí, yo he echado horas y horas en parques infantiles; si no de qué habría podido ofreceros semejante estudio de campo :-). Así que seré malamadre pero os aseguro que horas de parque no me faltan.