Los niños en las sociedades asimétricas.
América Latina, en general, representa hoy día una sociedad profundamente asimétrica, apenas existe cohesión social, unos poseen casi todo, y otros apenas nada, aunque con el desarrollo comienza aparecer una clase media activa, preparada e inquieta que se preocupa por la situación creada. Valga de ejemplo sobre la simetría de las sociedades latinoamericanas la noticia que oí en la radio estando allí: “El primer problema de salud pública de Méjico es la obesidad infantil”. Esto es un problema que se reproduce en casi toda América Latina, mientras unos niños sufren la obesidad infantil, en sus sociedades aún hay muchos niños que soportan desnutrición crónica severa. Esta es la gran paradoja de nuestro desarrollo, la pésima distribución que realice de los recursos, ni siquiera para atender las necesidades más básicas del ser humano. Unos tantos y otros absolutamente nada. En estas sociedades se mezclan escenarios de la vanguardia económica y comercial con territorios de exclusión absoluta que apenas han evolucionado desde hace siglos. Y todo ello acontece cuando los países están creciendo por encima del 6 por 100 de su producto interior bruto anual, es decir que gracias a las materias primas, que son distribuidas por las multinacionales y por China, la remesa financiera absoluta es enorme, aunque concentrada en una oligarquía económica ínfima.
La asimetría, las grandes paradojas y la exclusión constituyen las grandes trabas de las sociedades del conocimiento, si el conocimiento y las riquezas generadas no se distribuyen en el conjunto de la sociedad los resultados serán desalentadores y críticos para el bienestar y la seguridad de todos. Este es el gran reto que deberán enfrentar. Brasil lleva años dando pasos avanzados para erradicar la pobreza extrema y promover una mayor cohesión social. El camino es la inversión en educación y salud como fuente de desarrollo futuro.
En este contexto asimétrico los niños son los más perdedores, representan el último escalón del desarrollo humano y soportan sus peores consecuencias. Son los receptores de la violencia, el maltrato, el abandono y las carencias más elementales. Invertir en los niños es recuperar el futuro de sus países, garantizar la educación primaria y secundaria de todos los niños, erradicar la malnutrición infantil y progresar en su salud y bienestar es la ruta a desarrollar. Las sociedad del conocimiento si llegan a ser, tendrán que se simétricas, cohesionadas e inclusiva, si no no llegaremos a verla.