En uno de sus libros escribía que los niños maasai no lloraban y se lo comenté en la consulta cuando vino a visitar a su hijo. No se olvidó y ha hecho esta fotografía hace pocos días, en su actual expedición a Tanzania, pensando en mí. Se lo agradezco de corazón
Es otro maasai que no llora, ni siquiera estando al pecho o en brazos de su madre. Esta vez está envuelto en la shuko (capa) de una hermana. La foto esta tomada en la región de Sinya (Norte de Tanzania) y forma parte de la expedición científica reseñada en esta web (Recerca en Acció).
PS: El Museo de las Ciencias Naturales de Barcelona se va a desmantelar sin que nadie sepa adónde irán a parar sus valiosas colecciones.