manualidad. (De mano). 1. f. Trabajo llevado a cabo con las manos. 2. f. pl. Trabajos manuales propios de los escolares.
Pues sí, que va a ser totalmente cierto lo que cuentan los padres, bisabuelos y esa generación perdida nacida en los setenta de que existió una era pretecnológica en el que los cosos de las autopistas de bits, las herramientas multimedia y los PDF todavían eran sueños febriles flotando en la imaginación de esos pagafantas de gafas de culo de botella de los EEUU, que después montaron lo de Silicon Valley solamente para ligar.Pero cuéntale tú ahora- mediojoven/medioadulto nacido en los setenta- a los hijos de la Playstation 5, de los hipervínculos y de la multitarea que existió una era oscura e ignota en la que las madres tejían en la penumbra de las salas de estar- pegadas como lapas al sillón de escay mientras miraban de reojo al Padre Mundina en la televisión- jerseys de lana con capuchas y bolsillos-tubo de meter las manos para sus niños; ponte a explicarle a un adolescente que tiene a un clic todo el porno del mundo que en tus tiempos existía algo que se llamaba dos rombos o revista LIB... y ahora descríbele al sufrido infante esas infraviviendas de papel pintado con floripondios, a cada cual más bizarro, en las que moraban nuestros primigenios y en cuyos angostos pasillos había un espejo hecho con pinzas de madera que... ¡habías hecho tú con tus propias manos en tiempo lectivo y durante algo que se llamaba Clase de Pretecnología!
Porque ahora creo que lo llaman Clase de Tecnología-cosas de la evolución- y hasta hacen hasta colisionadores de hadrones miniaturizados, pero en los tiempos pretecnológicos... en los tiempos pretecnológicos... ejem... lo que se hacía era otras cosas más sencillas- o menos aparentes- como:
- ESPEJOS GRABADOS: Se compraba un espejo en La Artística, se calcaba un dibujo del rostro del Che, Jesucristo, Chaplin o los escudos del Real Madrid y el Barsa y se rascaban las líneas del dibujo con un punzón.
Después se hacía uso de un trapito un poco empapado en ácido nítrico para eliminar los restos y se le echaba tinta por encima, por lo general de color negro. Posteriormente se envolvía en papel de periódico y a llevarlo a casa para enmarcarlo y así poner encima de la cama aquel alegre rostro de Jesucristo sufriendo lo indecible con sus coronas de espina y su tinta corrida a cuestas.
- CRUZ CON PINZAS: Con las pinzas de madera de colgar la ropa que le sableabas a tu madre se hacían lapiceros, mandos para flippers artesanales hechos a base de gomas y puntas o también(y regresando al terreno religioso que tan de moda estaba en aquellos momentos y ahora mismo) cruces cristianas de madera.
Ahora no estoy yo seguro de si rezarle a aquella especie de cristo-nunca mejor dicho- hecho de pinzas de la ropa sería mucho menos sacrílego que no rezarle en absoluto, porque entre esto, el espejo grabado del cristo con tinta corrida y lo de cuatro esquinitas tiene mi cama... ¡aquello parecía un puro cachondeo y una cosa como de muy herejes, blasfemos y renegados del demonio!
Así fuimos aprendiendo ya de niños a rezar y reírnos por dentro al mismo tiempo.
Post Scriptum: Con las pinzas también se hacían mecedoras y mesas muy chulas tamaño CM(Casa de Muñecas).
- MANUALIDADES CON LEGUMBRES: Todavía no entiendo muy bien porqué aquella obsesión de la época de llevar a cabo manualidades- igual tiene que ver con la cultura mediterránea o con las hambrunas pasadas- con todo tipo de legumbres.
La cuestión es que cogías una cartulina y allí pegabas lentejas, habas, garbanzos, guisantes... era un poco como hacer un cocido con cartón pero sin carne. Una cosa estrafalaria era ver un cartel de FELICIDADES MAMÁ hecho con lentejas amarronadas y verdosas que algunas madres tenían colgadas en la entrada de sus cocinas.
- Me la regaló Luis José por el día de la madre- decían orgullosas las madres a alguna vecina con la que jugaba al parchís-. No le salió muy bien porque el pobre no da para más... pero se nota que está hecha con cariño.
¡Qué fácil es, a veces, contentar a una madre! ¡Unas lentejas torcidas sobre una cartulina amarilla y voilá...!
- MOLINOS DE CERILLAS: Tengo la idea metida en la cabeza de que en algún momento de la infancia llegué a hacer un molino de viento con cerillas y sus cajas vacías. Es una especie de sueño recurrente que tengo a veces, un sueño con el que me suelo despertar empapado en sudor(igual que ese en el que tengo que volver a hacer la mili o aquel en el que todavía me queda una asignatura pendiente para terminar la carrera)
Es cierto que se hacían molinos de cerillas, pero yo creo que más que haberlo hecho yo(cosa que dudo conociendo como conozco mi absoluta y total incapacidad para casi todo, "casi", lo manual... igual hasta podría cobrar una pensión del Estado por esta minusvalía mía que arrastró desde niño) es que se lo vi hacer a otros compañeros más hábiles y yo, en el fondo, nunca lo di hecho.
Ya sabéis que con el paso del tiempo la memoria se adorna a sí misma con vivencias que nunca nos sucedieron realmente.
- COSOS DE MARQUETERÍA: Pues no tengo ido yo ni nada a la tienda Manitas a comprar tablas de marquetería y sierras de pelo para hacer torres eiffeles, buzones de maderita barnizada y extinguidos dinosaurios.
¡Madre mía, la millonada en pelos de sierra que me he dejado por el camino!
La marquetería es terrible. Una tortura china. Peor que la gota, la sodomización doble o los palillos debajo de las uñas. Serrar recto y después lijar, serrar recto y después lijar, serrar recto y después lijar... ese es el mantra, una auténtica pesadilla para, total, matarse a hacer algo que a los dos meses iba a acabar roto sin remisión... y en la basura.
- CUADROS DE HILO: Ahora que lo pienso, mira que se hacían cosas raras antes, en la oscura Era Pretecnológica..
¿Para qué demonios serviría un cuadro de hilo?
El procedimiento manual de este chisme consistía en clavar unas puntitas sobre un dibujo efectuado sobre un tablón de madera para, posteriormente, unir y tensar una multitud de hilos de colores sobre las cabezas de las puntas.
Se conseguía con ello generar una especie de silueta de coche antiguo, flores o unas figuras geométricas de hilo de colores, con vértices y vórtices, que eran dignas de visionar tras la ingestión de alguna sustancia alucinógena mientras sonaba de fondo algo de Grateful Dead o Jefferson Airplane.
Los inconscientes los hacíamos. Las madres, más temerarias, las enmarcaban y las colgaban con orgullo sobre el sofá de escay.
- MACETERO MACRAMÉ: Si lo anterior ya parece hecho por alienígenas ortopédicos y bizcos, esto de coger unas cuerdas y retorcerlas hasta conseguir efectuar con ellas una serie de enmarañados y complejos nudos decorativos, todo para meter dentro una planta con su maceta... ya es ionosférico, raya en la psicopatía y está a años luz de cualquier cosa inteligente pensada o conocida anteriormente.
Todavía hay pisos de barrio bajo en los que se pueden ver ficus secos colgando de un macetero de macramé amarillento que en su momento, hace treinta años, le hizo un nieto(ese que ahora trapichea y menudea en el barrio, pues estamos en crisis y no hay trabajo y en algo hay que ganarse la vida y no va a seguir haciendo con 45 años maceteros de macramé...) a la tan querida abuela.
Para finalizar, solamente recordar que este ominoso tiempo de la pretecnología era, en realidad, un universo complicado y bizarro compuesto de casas recortables, espejos de pinzas y conchas, belenes navideños hechos con figuras de plastilina o ese aparato del demonio al que llamaban pirograbador que tenías que enchufar a la corriente y quemaba un dibujo de un perro hecho sobre una tabla.
También recuerdo, de forma un tanto vaga, unos artefactos enrevesados y muy perturbadores a los que denominaban Circuitos, y que consistían básicamente en tableros con cables, pilas de petaca, luces, interruptores y demás cuerpos extraños e inquietantes que nunca entendí muy bien para qué servían, pero que me producían cierto vértigo pretecnológico y existencial, pues a mí lo único de todo este mundo de lo manual que se me daba algo regular era eso de pintar figuras de escayola.
Y por eso desde aquí quiero enviarle un fuerte saludo a mi antiguo profesor de pretecnología del Calasanz, pues fue exageradamente misericordioso conmigo cuando de trabajo de fin de curso(los demás tenían sobre su pupitre una serie de circuitos, pirograbados y maquetas que llevaban haciendo tres meses...) le presenté una figura de escayola de una muñeca repollo que había pintado a toda prisa, en tres colores, ese mismo mediodía.
Y así recuerdo -como si fuese hoy- que el profesor Óscar, que en paz descanse, me miró con una especie de rictus que oscilaba entre la amargura, la comprensión y la pena, y casi sin dirigir la vista hacia la muñeca de escayola que yo tenía encima del pupitre y que todavía olía a pintura fresca... ¡me dijo que tenía un suficiente!
Gracias por los viejos y buenos tiempos pretecnológicos.
Saludos pirograbados de Jim.