¿Cuántas veces hemos oído o incluso dicho que los niños cuando son pequeños pueden ser muy crueles? Efectivamente, muchas pero hay muchas más cosas que los niños pueden ser y que muchas veces no nos damos ni cuenta.
Cuando afirmamos que un niño puede ser cruel no nos referimos a que sea malo, todo lo contrario.
Un niño, de pequeño, cuando es cruel lo hace por ignorancia, porque dice lo que le parece cuando le parece como ese niño que va por la calle y dice - Mira mamá ese señor está muy gordo-.
La inocencia de los niños: de la crueldad a la bondad
Esa misma ignorancia o inocencia es la que hace que los niños pequeños también tengan mucho que ofrecer y con lo que sorprender a sus mayores. Lo más normal es que de pequeños los niños todavía no hayan conocido el mal, todo en ellos es bondad.
Gracias a ello son muchas las ocasiones en las que veremos que un niño espontáneamente comparte sus galletas u ofrece sus juguetes a un amigo.
A veces los padres nos preocupamos demasiado por intentar educar a nuestros hijos de manera que compartan todo lo que tienen y normalmente es mucho más sencillo de lo que nosotros nos pensamos.
El truco principal es no forzar a un niño a que haga lo que a nosotros nos parece lo más adecuado en cada momento. Esto no significa que nos olvidemos de la disciplina sino que debemos ser flexibles y conocer a nuestros hijos de modo que sepamos pedirles en cada momento lo que ya están preparados para dar.
Muchas veces el problema es que el niño no esté acostumbrado a jugar con otros niños o a sociabilizarse con ellos, y por estar acostumbrados a jugar ellos solos se sienten invadidos cuando se les obliga de repente a compartir sus cosas con un niño al que acaban de conocer. Hacer eso es un error.
Debe ser un proceso. Muchas veces este proceso viene solo, por ejemplo cuando un niño tiene hermanos. Al principio es posible que no acepte esa compañía, pero el solo y en menos tiempo del que nos pensamos será el primero que querrá compartir sus juguetes.
Si esto no sucede es importante que los padres seamos capaces de inducir el proceso. Invitar a amigos del colegio para que jueguen en casa o celebrar los cumpleaños con los amigos son oportunidades estupendas para iniciar el proceso.
Estudios sobre si los niños comparten cosas
Una organización humanitaria realizo un experimento para comprobar la capacidad innata de los niños a compartir. Se juntaban parejas de niños frente a un solo sándwich para merendar. De los veinte niños que participaron todos ellos compartieron su comida.
Este estudio puede servir para dar un poco de esperanza a esos padres que sienten que su hijo nunca va a aprender a compartir. Los niños saben compartir, sólo tienen que tener la oportunidad adecuada para demostrarlo y para desarrollar es capacidad.
Recuerda, compartir es un proceso natural que tu hijo seguirá siempre que no se sienta presionado, solo debes ayudarle a encontrar el momento en el que empezar.