En los pasados años el cuidado del medio ambiente tuvo una especie de “boom”, ser ecológico estaba de moda y muchas personas (o al menos más personas que ahora) se preocupaban por demostrar que les interesaba cuidar el planeta.
Actualmente esa “fiebre verde” ha disminuido un poco y ya no se ven tantos anuncios e iniciativas en los alrededores. Pero no por ello tenemos que dejar de interesarnos, ¿verdad?
Existimos muchas personas, debo incluirme también, que solo nos interesamos por nuestras vidas y pasamos por alto el lugar que hace que todo sea posible. Todos los intentos por cambiar la forma de pensar terminan en un agrio fracaso. Me doy cuenta de que los jóvenes y los adultos ya somos huesos muy duros de roer. Por ello es importante enseñar a los más pequeños. Instruirlos para que cuiden y respeten la naturaleza. Ellos heredarán el mundo y arraigar esa mentalidad ecológica en ellos terminará por afectar en consecuencia a las siguientes generaciones.
Con eso en mente escribo este artículo con el objetivo de concientizar a las personas a concientizar a los más pequeños. Suena un poco absurdo, pero creo que podemos aprovechar esa muy costumbre nuestra de delegar las responsabilidades a otro, y qué mejor que enseñando a nuestros hijos, sobrinos y nietos a entender su entorno y preocuparse por él. Y si nosotros también aprendemos algo en el camino, bueno, eso nunca está de más.
Aunque los niños son bastante inteligentes, a los más pequeños solo los marearemos con una larga explicación sobre el derretimiento de los polos y el agujero en la capa de ozono. De acuerdo a su edad debemos pensar en la forma en que lo adentraremos en el tema.
¿COMO ABORDAR ESTE TEMA CON LOS NIÑOS?
Mientras más chiquito sea, más visuales y dinámicas tendrán que ser las experiencias, mientras que para los grandecitos, ya podemos comenzar a hablar un poco más de la naturaleza en sí y sus características. No te preocupes por dar demasiadas explicaciones, la escuela se encargará de darle las bases que necesita. Pero sí es crucial que resuelvan las dudas del niño y las tuyas también. Aprender juntos será todavía más motivador para ambos.
LAS EXPERIENCIAS EDUCAN
Estar en contacto con la naturaleza es la mejor forma de enseñarles, de esa manera ellos pueden aprender mientras se divierten. No hay que descartar los viajes familiares, que pueden ser a las montañas, a las playas o al bosque. En México existen muchos lugares hermosos que se pueden visitar, como Valle de Bravo, en cuyas cercanías puede admirar a las mariposas monarca durante el otoño.
Si no se puede permitir estar lejos de casa tan a menudo, las opciones son interminables. Puedes llevar a tus hijos al zoológico para que conozcan a los animales, también museos de historia natural, de antropología. Todos son excelentes opciones. De igual manera, ir al parque y jugar con el perro, buscar insectos e investigar sobre ellos. Pero hay que tomar las debidas precauciones, alertando al niño sobre los peligros que pueden existir, sin asustarlo, para que no se sienta inseguro con las cosas nuevas. Recuerda, aquí el único que puede impedir que el niño conozca la naturaleza eres tú.
FOMENTA LA CONSCIENCIA SOCIAL Y EL CUIDADO DEL PLANETA
Otro lado del tema es enseñar a proteger también, eso incluye reciclar y también aprovechar adecuadamente los recursos naturales. Compromete a toda la familia con actividades que ayuden a cuidar el planeta. Como ahorrar electricidad, apagando las luces de las habitaciones vacías, desconectando los aparatos que no se usen. Hay que aprender a separar la basura y reutilizar los materiales que se puedan. Puedes aprovechar las hojas y envases para realizar manualidades con tu hijo. Enséñale a ahorrar el agua y no desperdiciarla. Por ejemplo no dejar el agua corriendo mientras se lava los dientes o cuando se enjabona las manos. Usar la ropa lo más que se pueda antes de arrojarla al cesto, para que no se tenga que lavar tan seguido.
Sin embargo no deja de ser importante que nosotros como los mayores también nos comprometamos realmente a cuidar nuestro medio ambiente, no solo hay que enseñarle a nuestros hijos a proteger la naturaleza, también hay que instruirnos nosotros mismos. De esa manera transmitiremos con mayor ánimo e interés lo que hará todavía más valioso ese conocimiento para los más pequeños.
Estas acciones nos ayudan a no solo cambiar el mundo del futuro, sino el del ahora.
Agradecemos a MIGUEL KEVIN SOTO AVILA por su colaboración en la redacción de este artículo.
Agradecemos a DULCE VARGAS MACEDO y a ERICK ARTURO CRUZ por su colaboración en la ilustración de este artículo.