¿Hasta dónde hemos llegado? Los niños ya no valoran nada. Si no tienen el último juguete electrónico o el videojuego más violento del mundo no están contentos. Desde luego que en beriodismo defendemos la tecnología pero también sabemos apreciar la sensación que provoca leer un buen libro, la ansiedad que crea el no saber qué va a pasar y las noches en vela sin poder parar de leer. Debemos inculcar esos valores a nuestros hijos desde pequeños, porque ellos más que nadie son esponjas y si ven que en casa se lee, desarrollarán el amor por la lectura. Yo desde luego, si este niño fuera mio no me reiría ante esa reacción, aunque sí ante esta otra...
La Navidad saca lo mejor de los niños... y lo peor. Si no me creéis, mirad este vídeo...
¿Hasta dónde hemos llegado? Los niños ya no valoran nada. Si no tienen el último juguete electrónico o el videojuego más violento del mundo no están contentos. Desde luego que en beriodismo defendemos la tecnología pero también sabemos apreciar la sensación que provoca leer un buen libro, la ansiedad que crea el no saber qué va a pasar y las noches en vela sin poder parar de leer. Debemos inculcar esos valores a nuestros hijos desde pequeños, porque ellos más que nadie son esponjas y si ven que en casa se lee, desarrollarán el amor por la lectura. Yo desde luego, si este niño fuera mio no me reiría ante esa reacción, aunque sí ante esta otra...
¿Hasta dónde hemos llegado? Los niños ya no valoran nada. Si no tienen el último juguete electrónico o el videojuego más violento del mundo no están contentos. Desde luego que en beriodismo defendemos la tecnología pero también sabemos apreciar la sensación que provoca leer un buen libro, la ansiedad que crea el no saber qué va a pasar y las noches en vela sin poder parar de leer. Debemos inculcar esos valores a nuestros hijos desde pequeños, porque ellos más que nadie son esponjas y si ven que en casa se lee, desarrollarán el amor por la lectura. Yo desde luego, si este niño fuera mio no me reiría ante esa reacción, aunque sí ante esta otra...