Tenía un pálpito. Tenía un presentimiento. Creía que, por fin, esta vez sí que sí… pero nada. Tampoco ha podido ser y nos estamos quedando sin opciones. Ni el Nobel de Medicina ni el de Química, que era la segunda opción, han reconocido la más que famosa, incluso socialmente, técnica del CRISPR y, por extensión, a nuestro científico de la Universidad de Alicante, Francis Mojica. Lástima. Seguiremos soñando, como cada 23 de diciembre con la lotería…
Sea como fuere, un año más se han fallado -que no quiere decir que se hayan equivocado- los Premios Nobel 2017. Excluido el de matemáticas, inexistente porque va por otros derroteros, aunque muchos galardonados fueron matemáticos, como nuestro querido José Echegaray, o el Nobel de la Paz, que también ha caído a algún que otro científico en activo, como Linus Pauling, los tres Premios Nobel que reconocen avances trascendentales en la ciencia mundial y que paso a describir son los de Fisiología y Medicina, Química y Física. Empecemos…
Los científicos Jeffrey C. Hall, Michael Rosbash y Michael W. Young han sido premiados con el Nobel de Fisiología y Medicina por sus descubrimientos de los mecanismos moleculares que controlan el ritmo circadiano, el ritmo que adapta nuestra fisiología, nuestro metabolismo con la rotación planetaria. Algo que todos manejábamos alegremente, el concepto de reloj biológico o reloj interno ha pasado por el filtro de la ciencia, de la mano de estos tres científicos y sus grupos de trabajo, para exponer sus secretos más profundos. El reloj biológico sincroniza la vida con las revoluciones terrestres en plantas, animales y, por extensión, humanos -y humanas-.
Por supuesto, el modelo de experimentación utilizado fue, al menos en sus comienzos, uno de los más socorridos; la mosca de la fruta, Drosophila melanogaster. Estudiando este invertebrado, se localizó un gen cuya expresión producía una proteína que, curiosamente, se acumulaba durante la noche para ir degradándose durante el día. Por supuesto, al hallazgo de esta proteína le siguieron otras que interaccionaban para, finalmente, determinar un ciclo vital que pudo extenderse, como digo, desde la mosca hasta nosotros. Este ciclo vital regulaba cosillas tan trascendentales como el comportamiento, los niveles de hormonas, el sueño, la temperatura corporal o el metabolismo, es decir, todo lo que nos puede definir como entes vivientes. Por ello, cuando estés en uno de esos días en los que no levantas cabeza… anímate, quizás solo tengas que darle cuerda a tu reloj… biológico.
Tontería simplona aparte, algo que casi todos hemos vivido y que tiene su explicación en este ritmo circadiano-reloj biológico, es el extremo cansancio que sentimos cuando el reloj temporal -la hora- y nuestro reloj interno se desincronizan; lo que conocemos por “jet lag”.
En 1984, Jeffrey Hall y Michael Rosbash, colaboradores en la Brandeis University de Boston, junto a Michael Young, de la Rockefeller University de Nueva York aislaron el gen Periodo, que producía la proteína PER, clave en el control del reloj biológico y que, como comenté, se acumula durante la noche y se degrada durante el día, oscilando en un ciclo de 24 horas, sincronizado con el ritmo circadiano.
Curiosamente, al parecer, la proteína PER regula la expresión del gen periodo que la produce, es decir, controla en un continuo inhibición-activación la expresión de sí misma. Muy lista PER. Por si fuera poco, otra proteína, DBT, parece regular, retrasando, la acumulación de PER. Todo ello, para ajustar nuestro reloj biológico al reloj de pared que tengo colgado, por ejemplo, encima de la puerta de mi despacho. Todo un prodigio de la evolución. Ahora, pasemos a los ganadores y a los hitos científicos asociados a los Premios Nobel en química y física. And the winners are…
Jacques Dubochet, de la Universidad de Lausanne, Suiza, Joachim Frank, Universidad de Columbia, en Nueva York, y Richard Henderson, del MRC Laboratorio de Biología Molecular de Cambridge, en Reino Unido se han hecho con el Nobel en Química -y casi un millón de euros a repartir- por el desarrollo de la criomicroscopía electrónica para la determinación a alta resolución de la estructura de biomoléculas en una solución, o lo que viene ser lo mismo, el desarrollo de una poderosa herramienta para generar y observar imágenes de biomoléculas en tres dimensiones, algo que está permitiendo estudiar mejor muchos procesos biológicos y algunas agresiones como, acercando la sardina a mi ascua biológica, las infecciones.
Algo que aprenden mis alumnos de biología ya durante el primer año de grado es que las estructuras de las moléculas de una célula, por ejemplo, determinarán en gran medida su función, por lo que conocer aquella nos permitirá profundizar en los mecanismos de muchas enzimas o procesos metabólicos. Con estos sofisticados criomicroscopios electrónicos podemos congelar estas moléculas en plena acción para, a continuación, estudiar su forma tridimensional a niveles atómicos difíciles de imaginar. Hasta 1990 solo era posible ver por electromicroscopía materia muerta…
En el ámbito de la medicina, por ejemplo, y aunque el Nobel haya sido en Química, esta técnica nos permite observar el punto exacto de una proteína que conduciría a la resistencia a quimioterapias en la lucha contra el cáncer; qué vuelve a una bacteria resistente contra los antibióticos; cómo se controla el ciclo celular; cómo infecta un virus o, ya puestos, cómo se produce la cadena de señales que hace que una planta convierta la luz solar en moléculas orgánicas. Hasta aquí, el Nobel de Química. Pasemos a Física…
Los estadounidenses Rainer Weiss -medio premio-, Barry Barish y Kip Thorne – el otro medio- han ganado el Nobel de Física 2017 por su trabajo en LIGO, Observatorio de ondas gravitatorias por interferometría láser o, lo que es lo mismo, el detector de las ya legendarias Ondas Gravitacionales que supusieron un hito milenario y que ya fue reconocido con el Premio Princesa de Asturias 2017. Entre nosotros, este premio ha sido, sin lugar a dudas, el que estaba más cantado de los tres Nobel en ciencia.
Ya en la teoría General de la Relatividad de Einstein se predijo que algunos fenómenos cósmicos descomunales y violentos, como el choque de dos agujeros negros, pongamos por caso, liberan gran cantidad de energía en forma de ondas gravitacionales que se expanden por el espacio-tiempo a la velocidad de la luz deformándolo, este espacio-tiempo -sea lo que sea- al igual que una piedra deforma la superficie de un estanque con agua cuando la dejamos caer. Hablamos de fenómenos que ocurren a distancias tan lejanas que prácticamente eran indetectables desde la Tierra, hasta ahora; hasta que los detectores LIGO y su colaboración con observatorios europeos, en lo que se conoce como colaboración LIGO-VIRGO, anunciaron en septiembre de 2015 la captura de las primeras señales de ondas gravitacionales procedentes, como anuncié, del choque de dos agujeros negros decenas de veces más masivos que el Sol, algo que ocurría aquí al lado, a unos 1300 millones de años luz de nosotros…
Tres han sido los galardonados, pero, lógicamente, detrás de estas observaciones hay miles de investigadores a lo largo y ancho de este mundo… como cantara el Capitán tan… La Ciencia, con mayúsculas, ya no es cosa de mentes anacoretas, si me permites el símil, por lo que, cada vez más, será muy complicado ver un Nobel en ciencia que no compartan tres investigadores; el máximo permitido.
DIVULGACIÓN CIENTÍFICA DEL 06 DE OCTUBRE DE 2017
Esta semana Mi+dTV hablando sobre la prescripción inadecuada, especialmente en pacientes con demencia. Continúa explicando la capacidad de la hormigas para producir su propio antibiótico para combatir a los depredadores. Por último, Mi+dTV explica los avances en la reprogramación celular con las denominadas células pluripotentes inducidas (iPS).
Vida en el infinito y más allá
El agua es una de las moléculas más sencillas y, para muchos, la más extraordinaria, idónea e insustituible para la vida tal y como la conocemos. Por otro lado, hay indicios de la existencia de agua hasta en los confines del universo que el hombre es capaz de analizar. Sobre agua y vida extraterrestre hablamos esta noche con Juan Antonio Aguilera Mochón, profesor de la Universidad de Granada y autor del libro El agua en el cosmos. También, en formato breve, trataremos otras noticias científicas y efemérides.
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MADRI+D TV (Divulgación científica con cara, e imágenes, en 3 minutos)
ENTRE PROBETAS (25 minutos de intensa y entretenida ciencia). Radio 5
EL LABORATORIO DE JAL (Píldoras científicas en 3 minutos). Radio 5
MARCA ESPAÑA (A CIENCIA CIERTA) Radio Exterior de España
A HOMBROS DE GIGANTES RNE
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