"Los nuevos", disponible para IPAD en la Itunes Store.

Publicado el 15 junio 2013 por Casoledo
Mi novela "Los nuevos" está disponible ya para IPAD, descargable gratuitamente en la Itunes Store. Con ello se completan todos los formatos más o menos habituales: papel, PDF, kindle y Ibooks Author. 

“Los nuevos” es una novela muy especial para mí. “Una cuestión de prueba” es más directa, fácil de leer y entretenida.  He recibido buenas opiniones de ella, y con la otra ha habido más desconcierto. Sin embargo sé que seguramente “Los nuevos” es más yo que ninguna otra. Nace de mi interior, y en ella está mi visión más subjetiva del mundo y de la literatura. Tiene una estructura un poco complicada, porque junto con una línea narrativa en presente hay recuerdos constantes que aparecen en letra cursiva, y un salto persistente del punto de vista de un personaje a otro. Me gustaría mucho que los lectores/as se acercasen a ella. A medida que se va leyendo entiendo que no es difícil cazar el hilo. El argumento básicamente consiste en que un hombre y dos mujeres se trasladan a vivir a una urbanización alejada de Ventura, donde se encuentran muy a solas y se dedican a rememorar escenas significativas de su vida. El tiempo pasa y reparan en que salir de allí les resulta complicado… Hasta que finalmente alguien les dice lo que supuestamente ocurre. Es así de sencillo, pero me interesaba explorar con la escritura aspectos como la memoria, la percepción, la imaginación..., sirviéndome de ese argumento fantástico de fondo. A pesar de que la segunda novela haya gustado más hasta el momento, mi mujer dice que “Los nuevos” es lo mejor que he escrito, y me fío plenamente de su opinión, lo que además no me viene mal porque mis proyectos futuros volverán un poco a esa línea. Curiosamente, no obstante, es la más descargada. 

La novela surgió, tal como lo recuerdo, de dos anécdotas: cuando estudiaba en la universidad de Oviedo tenía un compañero que había cogido un piso allí para vivir con su hermano, los que procedíamos de pueblos cercanos podíamos volver a casa, pero él debía quedarse toda la semana, y me contaba lo agobiado que estaba porque era un lugar siniestro, cerrado, con pasillos largos y oscuros, silencioso, y con una estación de autobuses en el patio interior que yo mismo había utilizado de vez en cuando. A partir de entonces, cada vez que pasaba por allí, me fijaba en aquella sucesión de bloques en forma de hexágono y sentía que me transmitía algo. Por mi cabeza ya circulaba un argumento para una novela, y acabó de completarse cuando leí por casualidad un artículo sobre la historia de los manicomios, en el que se contaba que antiguamente tenían carácter privado, es decir, no había una supervisión médica que dictaminase cuándo alguien necesitaba ser internado o no. La consecuencia de ello era que las familias que podían pagárselo no tenían problemas en encerrar allí a los que por cualquier motivo les estorbasen: gente rebelde, que no acababa de encajar en la estructura familiar o social.  Se les apartaba de la vida, en definitiva.
Esa es la idea básica de la novela. Un lugar donde la gente “va a parar” sin saber muy bien cómo, pero ayudados o impulsados por sus seres queridos, y del que de una manera sutil, no pueden salir. De hecho me gustaba jugar con la ambigüedad sobre ello, es decir, que todo fuese extraño pero que al mismo tiempo tuviese una explicación, que hubiese muchos obstáculos pero que no pareciesen invencibles en plan “película de ciencia ficción”. El catalizador de la toma de sentido de los personajes sería otro al que llaman “el ermitaño”, alguien que sabría todo lo que estaba ocurriendo y que trataría de transmitirles la verdad, aunque tampoco estuviese muy claro si resultaba fiable. La historia ha seguido viva para mí a pesar de los años, y de hecho una de las novelas cortas en las que estoy trabajando vuelve precisamente a ese personaje. “Apuntes para una biografía del profesor Faure” contará la vida de "el ermitaño", y en algún momento se cruzará con la historia de "Los nuevos".
En cuanto a los saltos de punto de vista -y presente-pasado- que abundan en el libro es cierto que pueden hacer difícil la lectura en ocasiones, pero lo decidí así porque traté de ser fiel al punto de vista de los personajes. Si a cualquiera de nosotros nos trasladasen a una especie de reclusión, en completa soledad, seguramente los recuerdos nos tendrían felices o atormentados –según los casos- todo el tiempo. Bruno y Ruth no hacen sino recordar constantemente episodios de su pasado, algunos importantes, otros en apariencia intrascendentes, pero todos van componiendo el puzzle de sus vidas, y a través de ellos vemos cómo han ido apartándose sutilmente de la línea correcta, lo que explica por qué están allí.  La idea final es la de la represión del diferente. Vivimos en una sociedad tan hipócrita que aparentemente respeta las buenas formas: ya no se lapida o encierra al distinto, pero se le excluye mediante mecanismos más sutiles. “Los nuevos” quería llevar un poco más allá esos mecanismos.
Aquí está en enlace de la descarga gratuita para IPAD:

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Formato Kindle (venta en Amazon):

La lista de Spotify que constituye de alguna forma la "banda sonora" de la novela (mucho Morrissey, The Smiths y Rufus Wainwright, algo de Belle and Sebastian y The The...).