Leticia Jaramillo, responsable de identificación de proyectos de Global Humanitaria.
Colombia, el país que lleva más de cincuenta años viviendo un conflicto armado, hizo una apuesta por la Paz. Los colombianos votaron por la Paz en las pasadas elecciones del 15 de junio. La opción era apoyar, por un lado, al actual Presidente Juan Manuel Santos, quien lidera las conversaciones con la guerrilla de las FARC, que es la más antigua del mundo. Por otro, girar nuevamente a la extrema derecha con el apoyo al candidato Oscar Zuluaga, promovido por el expresidente Álvaro Uribe.
La apuesta era la esperanza por el final del conflicto, o regresar a la polarización y a la búsqueda de una solución basada en la fuerza y en las armas. La opinión pública estuvo dividida entre los que consideran que no se debe otorgar un espacio político a los excombatientes que han cometido delitos de lesa humanidad y los que piensan que el país se debe abrir a tener en un mismo escenario político a personas que piensan y opinan de manera diferente, para construir entre todos consensos que permitan incluir las diferentes formas de pensamiento en la toma de decisiones de Estado.
Los próximos cuatro años serán decisivos, pues el gobierno deberá no solamente consolidar el acuerdo de paz con las FARC, sino también iniciar el mismo proceso con el Ejército de Liberación Nacional ELN. Estos acuerdos deberán ser refrendados por las y los colombianos en un referéndum nacional.
Pero se trata solamente el primer paso de unas reformas estructurales que deberá emprender el país, tal como lo son el tema de la tenencia de la tierra; la reparación a las víctimas del conflicto; la disminución de la desigualdad social; el refuerzo a la descentralización del gobierno; el llevar desarrollo a las zonas rurales como estrategia para acabar con el narcotráfico; y la resocialización y reincorporación a la vida civil de los excombatientes. Paralelamente se deberá trabajar con todos los grupos poblacionales en la Construcción de la Paz como único mecanismo valedero para resolver las diferencias, dejando de lado la violencia endémica que afecta a toda la sociedad.
El conflicto ha dejado muertos en todos los estamentos de la sociedad y lo que se busca es lograr el perdón y las garantías de no repetición; objetivos que se deberían lograr en los próximos cuatro años. Otros procesos de Paz en la región como los casos Centroamericanos han dejado experiencias valiosas que deberían ser analizadas para poder avanzar hacia el logro de un posconflicto que logre la Paz con Justicia Social.
Imagen: Una familia de Tumaco, donde Global Humanitaria lleva adelante sus proyectos. J.Díaz/Global Humanitaria